Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Petardos

Petardos y más petardos –ruidos y estafas–para esconder la verdad de un independentismo en estado vegetativo, que no tiene ni programa ni hoja de ruta,

Como de costumbre, en Cataluña los petardos de la verbena de San Juan explosionan unos días antes. Ahí tienen ustedes una manifestación de profesores indignados –ya saben, los que nunca adoctrinan y aseguran que la escuela siempre será suya, es decir, de ellos– que reúne la friolera de cuatrocientas personas en el centro de Barcelona. Ahí tienen ustedes a la ANC –un vivo ejemplo de organización integradora e inclusiva– que plantea la posibilidad de dar el certificado de buena conducta nacional a aquellas empresas que se apunten a una cosa llamada República que nadie ha visto ni sabe qué es.

Ahí tienen ustedes a un número indeterminado de instituciones y entidades –del Parlament de Cataluña a Querellantes por la República– que pleitean contra el Estado de derecho. Por si fuera poco, el President Torra exige al Rey que se disculpe por el discurso del 3 de octubre. Los petardos continúan: que si hay que construir la República, que si hay que restituir a Carles Puigdemont por la vía de la investidura telemática, que si hay que excarcelar a los presos, que si el punto de partida de cualquier diálogo con el Estado es el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Cataluña, que si hay que impulsar el Consejo de la República y la Asamblea de Electos. El independentismo en su salsa.

Petardos y más petardos –ruidos y estafas-–para esconder la verdad de un independentismo en estado vegetativo, que no tiene ni programa ni hoja de ruta, que va de gesto en gesto y de postura en postura, que es incapaz de aceptar la realidad. Un independentismo dividido y descolocado que ya no puede cargar las culpas a la derecha española. Un independentismo sin mando en plaza –¿quién manda aquí?-, que juega la carta de la provocación y la tensión que se agota en sí misma, y que todo lo fía a unas municipales que le den más gasolina para –a ver qué sacamos de semejante embrollo, piensan- seguir dando la vara. ¿Entienden ahora por qué Griezmann da calabazas al Barça y renuncia a construir la República?

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