Joan López - Bulevar

El catalán no independentista: ¿especie en extinción o protegida?

¿Qué vale la opinión, derechos y vida de un español que vive en Cataluña y no es independentista frente a los cambalaches del poder?

El Rey, entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès, la semana pasada en Barcelona Adrián Quiroga

Joan López

El catalán no independentista se ha puesto de moda… fuera de Cataluña. Dentro de las cuatro provincias catalanas no se habla jamás de los catalanes desafectos al separatismo porque no hay que desviarse de algunas ideas ya muy fijadas en el ideario 'indepe': los catalanes somos «un sol poble», el conflicto es entre Cataluña y España, en Cataluña todos estamos conformes con el camino a la separación...

Pero de repente, fuera de Cataluña se habla del catalán no independentista como colectivo. Es una mala noticia para el independentismo, que casi siempre lo tiene todo calculado pero al que también siempre se le va la mano, y en su exageración algo se les escapa.

El catalán no independentista es diverso, vive tanto en la Seo d'Urgell como en Mataró, hay jóvenes y mayores... pero tiene algunas características comunes. El catalán no independentista sabe que es mejor no opinar en público ni entre amigos que abrir la boca para decir lo que piensa. Sabe también que callar no es solución porque la no adhesión es una forma de traición para el independentismo. Sabe que nunca debe protestar ni alzar la voz, que quejarse en la escuela por la inmersión puede perjudicar a sus hijos, así que mejor callar. El catalán no independentista sabe que si es trabajador público y no participa en una concentración o pone dinero en la caja de resistencia será señalado como 'botifler' y no ascenderá jamás y sabe que si forma parte de un club o un colegio profesional y no pone la 'i' entre sus apellidos, aunque se llame Garcia López, jamás llegará a presidente de la organización.

El catalán no independentista tiene que aceptar las cosas como son porque si levanta la voz está solo, nadie le va a proteger y menos el Gobierno de España, que siempre tiene alguna ley que pactar o decreto que convalidar en el Congreso donde el voto del nacionalismo catalán es casi siempre necesario. Y ya se sabe: ¿qué vale la opinión, derechos y vida de un español que vive en Cataluña y no es independentista frente a los cambalaches del poder? La historia nos ha enseñado que nada. Solo un momento fugaz, la noche del 3 octubre, los catalanes no independentistas se sintieron amparados cuando Su Majestad el Rey Felipe VI dijo: «Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos».

Al conceder los indultos, Pedro Sánchez se ha ocupado de vaciar de contenido ese discurso y de quitarle todo el valor a esas palabras. El resto de los españoles muchas veces se han preguntado: «¿Por qué no levantan la voz los catalanes no independentistas frente a los desmanes de las autoridades autonómicas?» Es una acusación injusta, los catalanes no independentistas son las víctimas del 'procés' y de los acuerdos entre los gobiernos de Pujol-Mas-Puigdemont-Torra y Aragonès con los gobiernos de González-Aznar-Zapatero-Rajoy y Sánchez. La obligación de los catalanes no independentistas es con su trabajo y su familia. Ser kamikazes, alzar la voz sin cobertura ni respaldo alguno es irresponsable. El día que fuera de Cataluña alguien empiece a tomarnos en serio y nos considere en pie de igualdad con nuestros vecinos independentistas las cosas empezarán a cambiar para bien.

Carlos Ruiz Zafón, Juan Marsé, sin memoria

En diciembre del 2020, Cs presentó una resolución en el Parlamento de Cataluña para rendir homenaje a dos de los escritores más grandes que ha dado Cataluña en el siglo XX, ambos recientemente fallecidos: Carlos Ruiz Zafón y Juan Marsé. El voto de ERC y Junts rechazó esa posibilidad de homenaje y recuerdo a los autores de 'La Sombra del Viento' y 'Últimas tardes con Teresa'.

El sectarismo no es fruto del 'procés' o un calentón del momento. Es una estrategia de ingeniería social y limpieza cultural que viene de lejos, el que no se pliega al dictado separatista en Cataluña sobra. Es por ese motivo que la participación de Cataluña en la Feria del Libro de Frankfurt fue polémica cuando la Generalitat no invitó a autores catalanes que escriben en lengua española o recientemente la exconsejera de Cultura Miariàngela Vilallonga decía, sin sonrojarse, que se tenía que investigar «porque en TV3 se hablaba tanto castellano».

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