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Impulso Ciudadano

Cuando en un lugar aparecen tipos como los que forman Impulso Ciudadano es que hay dos cosas que fallan: el Estado y la sociedad civil

José Domingo, presidente de Impulso Ciudadano Pep Dalmau

Daniel Tercero

La pluralidad política de la Cataluña de finales del siglo XX e inicios del XXI no solo se confirma gracias a la composición del Parlamento autonómico del parque de la Ciudadela, sino a su pesar. La tan cacareada sociedad civil catalana no es más que un conglomerado de entidades, entes y asociaciones acogidas por el poder político local al que no plantean problemas y, más bien, sirven para centrifugar las ansias de control que todo espacio político regulado tiende a magnificar. Pero si esta sociedad catalana puede hacer gala de pluralidad es, precisamente, porque algunos ciudadanos -generalmente agrupados bajo un mismo paraguas- han decidido romper con la sombra del oasis que, realmente, nunca existió. Impulso Ciudadano es un ejemplo de buen utensilio bajo el que resguardarse en estos momentos.

Esta asociación se presentó públicamente el 3 de octubre de 2009. En breve, cumplirá diez años. Sus pilares básicos son la promoción del pluralismo político, ideológico, lingüístico y cultural de España; la defensa de los valores contenidos en la Constitución de 1978; y, básicamente, impulsar las medidas necesarias para mejorar el funcionamiento y la racionalización de la administración pública. Una modesta entidad constitucionalista que, sin los recursos mínimos de los que disfrutan otras asociaciones, hace que Cataluña sea un lugar mejor en el que vivir. Una asociación -no es la única- que viene a suplir las carencias de una Administración General del Estado que, bien por desidia o por interés político (interés del PP y del PSOE, según quien esté en el Gobierno), no cumple ni hace cumplir con las leyes.

Ahora, Impulso Ciudadano ha renovado su dirección y a esta se han incorporado algunas de las cabezas mejor amuebladas que entrelazan el asociacionismo, la defensa de los valores democráticos y el academicismo. Rafael Arenas, Isabel Fernández, Ana Losada y Ángel Puertas, por ejemplo, se unen a, entre otros, José Domingo, Carlos Silva, Jorge Cantallops y Olegario Ortega.

La entidad sigue liderada por su principal impulsor. Domingo fue uno de los tres primeros diputados de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña, formación con la que acabó rompiendo y finalizó la legislatura como diputado no adscrito. Antes, había estado en la Asociación por la Tolerancia y después pasó por Societat Civil Catalana. Algunos que han compartido momentos con él aseguran que Domingo domina a la perfección el entramado jurídico autonómico y sabe cómo actuar allí donde la Generalitat deja de hacer de administración pública para convertirse en un ente partidista. El tema lingüístico de las escuelas, la ley de banderas o el uso del espacio público, que es de todos y no solo de los independentistas, son algunos de los temas elegidos por Domingo para enfrentarse a la Generalitat o los ayuntamientos que hacen un uso abusivo de poder. No es menos cierto, eso sí, que otros creen que Domingo no sabe jugar sus cartas en las luchas de poder político y, en ocasiones, miserable que se dan incluso en asociaciones sin presupuesto ni subvenciones a recibir. Puede ser. Pero los resultados a iniciativas loables y el activismo constitucionalista no saben de agradecimientos y reconocimientos públicos.

Con el nuevo contexto político catalán que, irremediable y lamentablemente, afecta al conjunto de la política nacional, tras un referéndum de independencia ilegal y dos declaraciones de secesión unilateral desde el Parlamento autonómico, y con los augurios de que la situación derivada por el procés no tiene visos de mejorar (así lo creen dos personas tan bien informadas como alejadas ideológicamente: Antoni Bayona, letrado de la Cámara autonómica catalana, y Alejandro Fernández, presidente del PP catalán), la nueva dirección de Impulso Ciudadano ha decidido redoblar sus esfuerzos en defensa de la convivencia y la Constitución en Cataluña.

A partir de ahora, la entidad dará asistencia legal y defensa jurídica a todas las personas que sufran acoso y violencia en la región por expresar y exponer sus ideas constitucionalistas. Para ello, han reforzado la sección jurídica de la asociación.

En esta línea, han constituido el Observatorio Ciudadano de la Violencia Política, que se concreta, de momento, en la elaboración de un informe trimestral detallando los distintos actos de violencia por motivo político que se producen en Cataluña. En quince días han previsto dar a conoconocer ya el primer estudio.

Además, coincidiendo con el décimo aniversario de la asociación, la nueva dirección ha ratificado su compromiso con la defensa del bilingüismo institucional y, por lo tanto, la entidad intensificará sus campañas en esta dirección. Es justo recordar, en este momento, que fue Impulso Ciudadano la asociación que, tras los correspondientes recursos ante los tribunales de Justicia, consiguió que se ajustasen a la ley el Reglamento de Uso del Catalán del Ayuntamiento de Barcelona y del Protocolo de Usos Lingüísticos de la Generalitat. La asociación ha puesto el objetivo en la señalización y la rotulación que afecta a las administraciones autonómica y local, que siguen menoscabando el derecho que los ciudadanos tienen a utilizar el español como lengua de relación con los entes públicos.

Por si estas iniciativas no supusieran dedicación temporal, recursos económicos y humanos y renuncias personales, Impulso Ciudadano se ha comprometido con la defensa de la neutralidad institucional. Una neutralidad que ha quedado demostrada que se incumple en muchos edificios de la Generalitat y espacios públicos de Cataluña -recientemente lo ha reiterado la Junta Electoral-. Esta iniciativa la han denominado Lloc net, joc net, haciendo así un juego de palabras, en catalán, con la que la entidad que preside Domingo quiere denunciar el uso partidista que se hace de las instituciones que son de todos cuando están bajo control de los partidos nacionalistas.

Es una lástima, pero Cataluña necesita muchas agrupaciones de personas como Impulso Ciudadano. Realmente, lo fácil es dejarse llevar. Agachar la cabeza. Mirar a otro lado. En definitiva, desconectar de lo que a uno le rodea. Cuando en un lugar aparecen tipos como los que forman Impulso Ciudadano es que hay dos cosas que fallan: el Estado y la sociedad civil.

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