Se trata de un hombre de 23 años que, en los días más duros de la pandemia, trabajó en dos clínicas de Barcelona. En una fingió ser neurocirujano y en otra enfermero. Por estos hechos ingresó en prisión, pero la Policía Nacional ha vuelto a detenerlo por estafa e intrusismo profesional.
Y es que el individuo ejercía como vigilante de seguridad tras falsificar una tarjeta que lo acreditaba como tal, aunque no había superado el proceso selectivo. A pesar de ello, ejercía dichas tareas en varias estaciones de tren de la provincia de Barcelona.
La investigación comenzó después de que los propios policías detectasen al supuesto vigilante y recordaron haberlo detenido el pasado año al detectar que había falsificado una tarjeta profesional.
El hombre se había cambiado el nombre -también el peinado-, pero al identificarle, los agentes comprobaron que su documentación era falsa, a pesar de que contaba con un contrato legal de vigilante de seguridad .
Y es que para ejercer dicha profesional, es necesario haber superado las pruebas que acreditan los conocimientos y capacitación necesarios, o sino, un certificado que expiden los Servicios Oficiales de Ocupación, indican desde el Cuerpo.
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