La Generalitat recula y pide ahora que no se envíen libros por Sant Jordi

Nueva orden y contraorden en el gobierno catalán, esta vez a cuenta de esa celebración de Sant Jordi que no será y que algunos sectores institucionales y sectoriales quieren salvar sea como sea. Una decisión que ya despertó recelos entre los libreros y que llevó ayer a la consellera de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, a desautorizar a su compañera de gabinete, la consellera de Cultura Mariàngela Villalonga.

Y es que, después de Villalonga animase la semana pasada a la gente a comprar y enviar libros a las personas queridas la misma semana del 23 de abril («la cultura y los libros son un bien de primera necesidad y por Sant Jordi nos lo traerán a casa con todas las medidas sanitarias», dijo), Budó aprovechó ayer su comparecencia diaria para decir que de eso nada.

«Estamos pidiendo a la gente que sólo compre productos estrictamente necesarios», aseguró Budó, quien recordó que la compra de libros se puede plantear «en formato electrónico». «Podemos encontrar la manera de seguir leyendo y seguir realizando estos desplazamientos y, sobre todo, evitando las compras de todo aquello que no sean productos esenciales para evitar precisamente el desplazamiento de los trabajadores que llevan a cabo el reparto", añadió.

El planteamiento de Budó coincide con el manifiesto #SantJordietstu en el que casi 40 librerías rechazan la idea de contribuir a que haya millones de libros circulando por Cataluña el próximo 23 de abril y apuesta por la compra avanzada, ese pagar ahora y recoger cuando la librería vuelva a abrir su puertas.

«Entendemos que la mejor manera de servir a la comunidad, especialmente durante la semana del 23 de abril, es no hacer envíos y poniendo a disposición de la ciudadanía sistemas de compra avanzada: webs, plataformas, cheques-regalo y correos electrónicos», puede leerse en un texto suscrito por librerías como Nollegiu, La Calders, Documenta, Vapor Vell, Pati Blau, Jaimes o La Memòria, entre otras.