Barcelona recupera 12 obras más del legado de Muñoz Ramonet

Los cuadros, que las hijas del industrial tenían en una casa en Sant Andreu de Llavaneres, son parte de la vasta colección por la que el Ayuntamiento lleva años litigando

Un operario exhibe «Madre de Dios rezando» (i), fechado en la segunda mitad del s.XV y «Retrato de la marquesa de Muxica» de Winterhalter EFE

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Son sólo 12 cuadros, una parte minúscula de ese jugoso fondo pictórico de más de 800 obras que el industrial Julio Muñoz Ramonet legó a la ciudad, pero para el Ayuntamiento de Barcelona representa una «victoria moral». Un tanto pírrica y simbólica, sí, pero victoria al fin y al cabo. «Barcelona sufre un saqueo constante por parte de las hijas de Muñoz Ramonet. Hoy hemos dado un paso más para recuperar lo que es de la ciudad», ha subrayado el tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Jaume Asens, durante la presentación de una docena de lienzos que la familia de Muñoz Ramonet guardaba en una casa de Sant Andreu de Llavaneres (Barcelona) y que finalmente han sido devueltas al consistorio después de un largo y complejo proceso judicial y que este mismo viernes serán trasladadas al MNAC.

En realidad, el número de obras a devolver en esta tanda tendría que haber ascendido a veinte, pero cuatro de los cuadros están en litigio por discrepancias relativas al número de inventario y otros seis han quedado bloqueados por un error a la hora de tramitar la orden judicial. Una nueva muestra de que nada que tenga que ver con el legado de Muñoz Ramonet es sencillo y que aboca al consistorio a seguir peleando por una colección cuya última alegría se remonta a hace casi un año, cuando se recuperaron dos de las joyas de la colección: «La aparición de la Virgen del Pilar», de Goya; y «La Anunciación», de El Greco. Dos obras maestras que por sí solas suman un valor 7,5 millones de euros y que, tras otro rocambolesco periplo judicial, regresaron a Barcelona en junio de 2017.

Vista de «San Francisco» (d), atribuída a pintor Schurtz y fechado en el s. XVII y el lienzo «Niño Jesús con la cruz», atribuída a Alonso Cano y EFE

A estos cuadros se suma ahora una pequeña parte de la colección Bosch Catarineu que Muñoz Ramonet adquirió después de la Guerra Civil y en la que destacan piezas románicas y góticas, pintura barroca española, flamenca y francesa. Un vasto recorrido por la historia del arte a través de 370 piezas del que, sin embargo, las obras devueltas son poco más un aperitivo: ahí estaban, recién desembaladas de las cajas bajo la atenta mirada del secretario judicial, un óleo sobre tela del siglo XIX de Winterhalter, un retrato del siglo XVIII atribuido a Reynolds, un paisaje de Ommeganck, y un retrato de Antoni Caba de 1873. Y poco más. De hecho, el abogado de la Fundación Muñoz Ramonet, Eudald Vendrell, reconoce que se trata de un conjunto de valor artístico menor comparado con el resto de la colección. «Hay obras buenas, sí, pero no son las mejores», ha dicho. Eso sí: como prueba documental destaca una pintura firmada por Ernest Santasusagna que captura nada menos que la boda del propio Muñoz Ramonet.

Ni rastro, en cualquier caso, del Berruguete ni de las tablas góticas que el Ayuntamiento esperaba poder recuperar. Es más: según Vendrell, es poco probable que el resto de la colección Bosch Catarineu acabe apareciendo. Llegados a este extremo y si las obras no se localizan, las hijas de Muñoz Ramon deberán pagar su valor, ha asegurado el letrado de la fundación.

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