ARTES & LETRAS

Sonidos de raíz: renovación desde la esencia

El documental «¡Folk! Una mirada a la música tradicional», dirigido por el vallisoletano Pablo García Sanz, se sumerge en la evolución del género a través del testimonio de sus protagonistas

El equipo del documental ABC

C. MONJE

Desde la transmisión fiel de Agapito Marazuela a la lectura libre de Fetén Fetén, en la música tradicional caben tantas interpretaciones como intérpretes. Aunque pueda parecer una contradicción, el folclore no escapa al dicho «renovarse o morir». ¡Folk! Una mirada a la música tradicional entra en el debate sobre la oportunidad de mantener intacta la pureza de los sonidos de raíz o la necesidad de renovarlos para que sigan vivos.

Estudiosos y músicos ofrecen su respuesta. «La tradición que no evoluciona no es tradición, es arqueología», resuelve el etnógrafo Joaquín Díaz. «Me gustan las jotas y toco el violín. ¿Por qué no puedo ser honesto haciendo las dos cosas?», se plantea Diego Galaz, de Fetén Fetén. Hay mezclas buenas y otras que no lo son, corrobora el folclorista Miguel Manzano en otro momento del trabajo, dirigido por el vallisoletano Pablo García Sanz y estrenado el 1 de marzo en la XXVII Muestra de Cine de Palencia tras un pase previo en Salamanca.

A la disyuntiva entre «pureza e hibridación» se suma el estudioso del género y músico burgalés Gonzalo Pérez Trascasa para apuntar el riesgo de «la reinterpretación de la reinterpretación», que muchas veces deriva en engendros. La fidelidad absoluta a la raíz ni siquiera es posible, porque «no se puede cantar como los viejos», advierte el músico Eliseo Parra, convencido de que si no fuera por los grupos que renuevan la tradición «se moriría esta música».

Los participantes en el documental aceptan así la evolución y la renovación, pero siempre desde el conocimiento profundo de la esencia. Una cosa es la «fusión» y otra la «confusión», advierte Pérez Trascasa. «¿Cómo vamos a olvidar una canción de criba ahora mismo aunque ya no se cribe? En la vida se puede ser alto, bajo, calvo, con pelo, listo, tonto... pero no se puede ser desagradecido», sostiene Eusebio Martín Cifuentes, de Mayalde. «Uno puede ser lo que sea, pero se lo debe a su madre», se reafirma el integrante del grupo salmantino.

Coproducido por las firmas vallisoletanas Visual Creative y Plan Secreto, con guión del intérprete soriano Jaime Lafuente y Pablo García Sanz, ¡Folk! Una mirada a la música tradicional constata el complejo de inferioridad que ha lastrado el folclore de la Comunidad. Eliseo Parra aprecia cierta «desidia castellana» en la defensa lo propio, frente a los vascos o los catalanes; los palentinos de El Naán achacan esa falta de autoestima a un complejo mayor que ha llevado a intentar ocultar todo lo relacionado con el mundo rural. La tradición musical se asocia a tiempos duros, de trabajos en el campo de sol a sol, señala Eusebio Martín Cifuentes: «La gente quería olvidarse de toda esa miseria: ‘Déjame de jotas...’».

Eso deriva en un desconocimiento que obliga a los estudiosos del folclore zamorano Alberto Jambrina y Pablo Madrid a explicar una y otra vez que la gaita que tocan no es gallega, sino sanabresa; o a advertir, como hace el ex Celtas Cortos Carlos Soto, que la música tradicional es mucho más que jotas.

El documental cuenta con testimonios de otros músicos de Castilla y León: la cantante y percusionista de Laguna de Duero Vanesa Muela, la intérprete toresana María Salgado, el folclorista vallisoletano y recopilador de música ibérica Paco Díez, el dúo leonés Tarna y los grupos Ringorrango (Zamora), Candeal (Valladolid), Hierba del Campo (León) y Nuevo Mester de Juglaría (Segovia).

Pesa a algunas evidencias que no invitan al optimismo, como la desaparición de los informantes y los pueblos vacíos, puestos a imaginar el siguiente paso en la evolución de la música tradicional, sus cultivadores lanzan un mensaje esperanzado. «Todas las mañanas me levanto pensando que lo vamos a hacer mejor en algún momento», dice Joaquín Díaz. El Naán augura «una especie de renacimiento de la música tradicional aquí»; como Vanesa Muela, que cree que en un mundo globalizado «la gente está empezando otra vez a buscar sus raíces, a buscar su esencia». Esta cantante y percusionista vallisoletana, que muestra en «¡Folk!» de lo que es capaz con solo su voz, un dedal, una cuchara y la tapa de una cacerola, deja claro que ganas de mantener vivo el folclore no faltan: «¿El futuro? Incierto, pero aquí nos van a tener dando guerra, porque nuestra tierra lo merece».

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