Los socorristas reivindican su presencia en zonas de baño por el aumento de ahogados

Reclaman que la Junta asuma parte del coste salarial porque los pequeños municipios no pueden afrontarlo

Piden incrementar el número de vigilantes en las piscinas con más usuarios

Playa de Lago de Sanabria (Zamora), una de las treinta zonas de baño naturales autorizadas por la Junta ICAL

M. ANTOLÍN

Durante los últimos cuatro años, Castilla y León tiene el triste honor de ser la autonomía de interior con el mayor número de personas ahogadas en espacios acuáticos. Especialmente negro ha sido el pasado mes de julio, que concentra la mitad de los fallecimientos de los 21 que se han producido ya en 2019. Por el momento, sigue siendo la primera región sin costa en muertes de este tipo, pero es que además supera a algunas que sí la tienen como Murcia, Cantabria, Asturias o País Vasco.

Ante este escenario y una vez que el Procurador del Común ya ha lanzado la voz de alarma para que se dote a las zonas de baño de Castilla y León de más vigilancia, los socorristas reclaman también más presencia para acabar con las duras cifras que acumula la región. Especial hincapié debe hacerse en las naturales, que actualmente no disponen de vigilancia, según destaca el presidente de la Federación de Socorrismo y Salvamento de Castilla y León, Ignacio Retuerto.

Y es que todos los ahogamientos registrados durante este año se han producido en lugares donde no había socorrista -veinte en espacios naturales y uno en una piscina privada-. Pero esto es algo que se repite ejercicio tras ejercicio: en 2016, los 31 fallecimientos ocurridos en áreas no vigiladas, como los 17 de 2017 y los 14 del año pasado. Por eso, los profesionales encargados de velar por la seguridad de los bañistas no entienden que desde las administraciones se «invite» a los ciudadanos a acudir a 30 zonas de baño naturales autorizadas y se dote a estos espacios de duchas o aseos, pero no se exija un socorrista.

Espacios naturales

Proponen «al menos un vigilante en aquellos espacios en los que la afluencia de público es numerosa», teniendo en cuenta que la cifra de personas que acude a estos lugares en verano es bastante elevada, subraya Retuerto. Para poder llevarlo a cabo sería necesario que la Junta de Castilla y León colaborase con los ayuntamientos para abonar parte del salario al socorrista , ya que la mayoría de los municipios en los que se encuentran las zonas de baño naturales autorizadas son pequeños y difícilmente pueden hacer frente a ese gasto.

La vigilancia debería ser también mayor en las piscinas, opinan desde la Federación, al igual que reclamó también el Procurador del Común en un informe que recoge, además de quejas de los usuarios, las demandas que los socorristas le plantearon ya hace tiempo. «Necesitamos actualizar la normativa autonómica a la situación actual. La regla vigente es de 1992 y es la más antigua de España», explica Ignacio Retuerto. Y dentro de esa revisión debería incluirse que el número de socorristas se establezca «en función de los usuarios y no de la lámina de agua -la extensión de la piscina-».

Hay lugares en los que las instalaciones están «masificadas» y hay «muchos bañistas aunque la piscina sea pequeña», una situación que se está produciendo en la Comunidad, sobre todo en las capitales de provincia, relata. Pero la actualización de la norma debe incluir también las nuevas modas, como los parques acuáticos. «Hay algunos espacios de este tipo que no tienen regulación específica sobre seguridad», lamenta el presidente de la Federación autonómica, que tiene contabilizados a unos 820 socorristas que ejercen este año bajo su paraguas.

Competencia desleal

La formación de los profesionales es también ahora motivo de controversia. Según denuncia Ignacio Retuerto, hay empresas que están «ofertando la titulación de socorristas de forma exclusivamente online y en ocho horas» , lo que provoca que los jóvenes que más tarde van a velar por la seguridad de los bañistas «salgan con muy bajo nivel».

Hasta el punto que, en algunos casos, llegan a obtener el título y «ni siquiera se han metido al agua», asegura. La Federación ha formado ya a 16.000 socorristas en la Comunidad con parte de la enseñanza presencial y horas en piscina.

Más autoridad y sanciones para los que cuestionen sus indicaciones

El pasado mes de julio en una piscina de Villamuriel (Palencia) un socorrista fue agredido por advertir a varias personas que no podían bañarse con ropa interior ni de calle. No es la primera vez que en la Comunidad se produce una agresión de este tipo. Hace tres años en Riaño (León) un vigilante recibió una paliza por parte de bañistas y cada vez son más habituales estos comportamientos, según denuncian desde la Federación Autonómica de Salvamento y Socorrismo de la Comunidad. A su juicio, estas situaciones dejarían de producirse si en una revisión necesaria de la normativa regional vigente, que se publicó en 1992, se reforzase «la autoridad» de estos profesionales y se estableciesen sanciones para aquellos que no cumplan las indicaciones. «Antes había más respeto por la figura del socorrista y las advertencias que hacen a los usuarios se realizan por su seguridad, para que no pongan en peligro su vida, no por capricho», considera el presidente, Ignacio Retuerto.

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