Alejandro Acosta fue el ganador en la modalidad de cocina general del concurso Celichef organizado por Acecale
Alejandro Acosta fue el ganador en la modalidad de cocina general del concurso Celichef organizado por Acecale - F. H.
Alimentación

«El sabor de los productos sin gluten sigue a años luz del resto»

Cocina sin gluten

El ganador de Celichef, Alejandro Costa, aboga por seguir trabajando sobre nuevas recetas y «eliminar prejuicios»

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El palentino Alejandro Acosta puede presumir de ser uno de los ganadores de «Celichef», el concurso de cocina íntegramente para celíacos, organizado por la Asociación de Celíacos de Castilla y León (Acecale), y que este año celebraba su tercera edición.

Señala Acosta que una vez que se ha reconocido su trabajo en los fogones, se ve ahora con «más ganas e ilusión» para seguir dedicando su vida al mundo de la cocina. Durante la prueba, tuvo que enfrentarse al reto de elaborar un menú de tres platos libres de gluten y dos creaciones con sendas masas dulce y salada también «sin», un exigente reto del que el cocinero palentino salió vencedor en la modalidad de cocina general.

Alejandro Acosta, que estudia el Grado en Dirección de cocina en el IES Virgen de la Calle de la capital palentina, cree que este tipo de concursos, además de contribuir a la investigación y la creación de nuevos platos para celíacos, también ayudan a concienciar sobre la necesidad de promover la cocina sin gluten.

«La gente debería saber que realmente no cuesta tanto cocinar sin gluten y, sin embargo, es mucha la gente que puede beneficiarse». Acosta está convencido de que aún queda un largo camino por recorrer para conseguir que los alimentos para celíacos ocupen un hueco importante en las cartas de los restaurantes, pero asegura que cualquier paso es decisivo a la hora de lograr el objetivo final «que es que las personas celíacas pierdan el miedo a salir a comer o cenar fuera de casa por culpa de su intolerancia a ciertos alimentos».

Cuando este cocinero decidió apostar por la cocina libre de gluten temió que su elaboración fuera más complicada que tratándose de los ingredientes tradicionales aunque, explica, pronto descubrió que ni es tan difícil ni tan costosa como parece. «Es cuestión de buscar nuevos sabores y eliminar prejuicios», asegura.

«Sí que es cierto, por ejemplo, que en el certamen fue algo más complicado, pues se nos exigía que experimentásemos con nuevos tipos de harina. Pero sin ir a arriesgar y sin experimentos, la cocina sin gluten es muy similar a la de toda la vida». Acosta reconoce, eso sí, que el «handicap» de la cocina libre de gluten sigue siendo el alto precio de algunos de sus productos lo que ha obligado a muchos celíacos a tomar la iniciativa y ser ellos mismos los que elaboren sus propios alimentos. «En internet puedes encontrar infinidad de maneras de cocinar tu propio pan sin gluten», informa.

Más baratos y mejor sabor

Y es que la necesidad, ante la falta de productos en el mercado o sus elevados precios, agudiza el ingenio de quienes no pueden ingerir alimentos con gluten para elaborarlos ellos mismos a precios más económicos, al tiempo que pueden darles también el sabor que más les agrade. Y es que el sabor de los productos sin gluten sigue «a años luz» del de los productos que sí lo llevan. «Aún falta mucho para que, por ejemplo, el pan de molde que pueden comer los celíacos tenga un sabor similar al del pan tradicional». Para conseguirlo hay que «seguir probando y trabajar sobre nuevas recetas que permitan cada vez, una mayor similitud en el sabor».

Lo cierto es que cada vez son más las personas con algún tipo de alergia o intolerancia alimentarias, y lo que no se puede exigir al sector hostelero, reconoce Acosta, es que cada restaurante prepare un menú especial para cada tipo de alergia, pero sí que es importante, explica, que siempre haya a disposición de los clientes algún plato que puedan degustar «sin preocupaciones y estando seguros de lo que comen».

Y es que, el objetivo final no es otro que las personas, en este caso celíacas o con cualquier otro tipo de intolerancia, puedan llevar una vida normalizada y disfrutar de una deliciosa gastronomía sin miedos, con sabores muy similares a los de la cocina tradicional y, por supuesto, no teniendo que pagar un alto precio por cada uno de los productos que ingieren.

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