Populismos de ida y vuelta

A lo mejor lo único que quiere decir Pedro Sánchez con que hay que reformar la Constitución es que hay que reescribirla. Y usar la letra ‘e’ y dejar una constitución en la que «Todes tienen derecho» a sentirse ofendiditos. Sería una reforma de auténtico calado, que daría la verdadera altura del sanchismo. Solamente se me ocurre una empresa tan arriesgada y fue la de Trapiello reescribiendo el Quijote para actualizarlo al castellano del siglo XXI.

Precisamente por tuits como este, o por dejar hablar a Ábalos y a Celaá, ha irrumpido VOX en las instituciones como irrumpieron hace cuatro años los de Podemos. Porque los populismos por los extremos se tocan. Y es que con los populismos ocurre como la pitopausia, que cuajan por esas ganas que tiene el votante de que le den la razón -de un lado o del otro- aunque sea como a los tontos. Y es en esos momentos cuando uno se da cuenta de que la democracia española todavía es peligrosamente joven.

En Castilla y León lo de VOX pone nervioso al PP, que se les ve en los movimientos. El voto ya no sólo se fragmenta por la izquierda y eso lo sabe el alcalde de Salamanca que «deja la Alcaldía para centrarse en la campaña». A cinco meses todavía de mayo, y pudiendo compaginarlo, poner en riesgo el pacto de gobierno en la ciudad se me antoja más que necesidad de la campaña el deseo de pasar unas navidades tranquilas, sin que le mareen los vecinos por el alumbrado navideño. Llegado el momento, si Alfonso Fernández Mañueco se ve apurado, podrían incluso montar a Herrera sobre su caballo -así como idea- para asustar al enemigo como si del mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar, muerto, se tratase.

Yo, entre tanta felicitación de ida y vuelta por los 40 años de la Constitución, a riesgo de resultar plomizo, no olvidaría de que de éxito también se muere.