Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

El Nobel protesta

«Luego de la repulsa inicial le encontré el lado amable a la decisión de los suecos. El año que viene se lo darán a Sabina»

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Al recibir la noticia del Nobel pasaba ayer frente a una librería y entré a preguntar si tenían alguno de los dos libros de Dylan. Ya se sabe que con el Nobel se renuevan los escaparates de todas las librerías. «No, músicos sólo Bruce Springsteen. ¿Por?» Porque acaba de ganar el Nobel de Literatura, contesté al librero. Con su cara incrédula pensé que el pobre hombre debía de haber montado una charcutería. También le podían haber dado a Bob Dylan el Premio Nobel de la Paz. Y después gloria.

Cohen tiene más libros publicados. Luego de la repulsa inicial le encontré el lado amable a la decisión de los suecos. El año que viene se lo darán a Sabina y con ello a mi educación sentimental de la infancia.

Por lo menos el de Úbeda tiene más de un libro de versos.

El Nobel de Literatura para Dylan. Mi amigo Juan, que es compositor y un buen poeta me escribió al rato quejándose de que «desde hace años el Nobel es un puticlub». Dario Fo viendo la que se venía en Twitter prefirió morir de madrugada.

En Castilla y León no estamos acostumbrados a estas rupturas de cánones tan espontáneas. Somos austeros hasta en las sorpresas. La Academia sueca tiene estas cosas tan extrañas. Le dejó a deber el Nobel a Borges. Se lo podía haber dado a alguno de mi tierra chica, qué sé yo: Delibes. Y si de Dylan se ha valorado lo poético de sus canciones que se lo hubieran dado a un vate como a Jorge Guillén. O a mí, que siempre tengo una novela por empezar y ya imagino en galeradas. Y no sé cuántos poemas de amor dispersos en cajones olvidados de chicas que nunca me los devolvieron; por suerte o por desgracia.

Lo de Dylan se irá atemperando con las horas. Había poetas españoles que ayer pedían por contraste el Cervantes para Chiquito.

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