Nissan Ávila cierra 60 años de fabricación de vehículos con más de 500.000 unidades

Un camión ligero NT400 será el último que salga mañana de la factoría, que desde septiembre se dedicará a la producción de componentes

El NT400, el último modelo que saldrá de la planta de Nissan en Ávila ICAL

ISABEL JIMENO/U. MEZCUA

Una puerta que se cierra, la del último NT400 Cabstar que mañana saldrá de la línea de producción de la planta de Nissan en Ávila , y otra que se abre, la de los componentes a los que a partir de septiembre comenzará a dedicarse en exclusiva la histórica factoría en esta nueva etapa. Con el último turno que este viernes salga de la cadena para irse de vacaciones, atrás quedaran sesenta años dedicados a la producción de furgonetas y vehículos ligeros, con más de 500.000 unidades producidas de una decena de modelos, y arrancar a partir de septiembre esa nueva etapa de fabricación y distribución de piezas de recambio para la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi de manera única en Europa.

Es el resultado del acuerdo entre empresa y trabajadores , con el compromiso de las administraciones, que permite garantizar un futuro a una planta sobre la que en un complicado 2017 pendió más que nunca la amenaza del cierre definitivo. La implicación y apuesta del vallisoletano José Vicente de los Mozos, presidente en España de la alianza franco-nipona, fue clave para llevar a buen puerto una tensa negociación que exprimió hasta el último segundo del plazo marcado y sobre la que se temió la imposibilidad del entendimiento. El acuerdo rubricado suponía que el NT400 que ya entonces se estaba ensamblando sería el último modelo que saldría con el sello de la ciudad amurallada. A cambio, daba garantía de futuro a una planta que es todo un símbolo para Ávila y en cuya lucha por su supervivencia se implicó el conjunto de la ciudadanía. El cierre de Nissan hubiese supuesto un duro palo para la economía abulense, más allá de para los 450 trabajadores ahora en plantilla a quienes se garantiza el empleo -aunque con expedientes de regulación temporales por los que todos deberán pasar- y los puestos indirectos que genera. Todo un símbolo que incluso en 1998 recibió la Medalla de Oro de la Provincia por parte de la Diputación que ha llevado el «made in Ávila» por todo el mundo con los diversos modelos fabricados.

Es en 1956 cuando el engranaje para la construcción de la que hoy es la factoría de Nissan en Ávila comenzó a moverse. En ese año se constituyó la empresa Fadisa (Fabricación de Automóviles Diésel, S.A.), primer dueño, y se inició el levantamiento de la planta, que arrancó motores en 1959 con la fabricación del modelo Palten-Diesel con licencia austriaca y de la que cinco años después llegaron a producirse unos 2.000 vehículos, convirtiendo a la abulense en la novena automovilística del país.

De furgonetas a camiones

Ya en 1967, una furgoneta alfa Romeo copó las líneas de montaje todavía de Fadisa, que a mediados de los setenta fue absorbida por Motor Ibérica, dando lugar a la fabricación de furgonetas totalmente españolas bajo las marcas Ebro y Avia. Los modelos F100, con mejoras estéticas y de habitabilidad con una demanda llegó a superar las capacidades de producción, o el F108, ya con la definitiva disolución de la primigenia empresa, sucedieron a esos Romeo 2º de la primera etapa. Los F260, F275 y F350, junto con el Avia 1250 que en los sucesivos años tomaron el relevo, llevaron también sobre ruedas la impronta de la factoría Ávila, que desde 1981 pasó a se propiedad de Nissan.

El fabricante japonés se hizo entonces con el 55 por ciento de las acciones y se convirtió en el accionista mayoritario de la compañía, pero no fue hasta 1987 cuando salió el primer modelo de la marca nipona: la furgoneta Nissan Trade. El modelo supuso la salvación de la planta, ya desde entonces marcada por la conflictividad laboral y el riesgo de cierre que en 1985 ya estuvo a punto de llevarse por delante la fábrica. Hasta 21.000 unidades de la nueva furgoneta se llegaron a producir y exportar a toda Europa, África y Latinoamérica. «Que Nissan se hiciera con la fábrica supuso un gran impulso. Y muy importante para la fábrica y la ciudad», destaca Arturo Galindo, extrabajador ya jubilado, quien en 1962 logró aprobar el examen para cubrir la demanda de más plantilla y entró como ajustador.

El «pinchazo» del NT500

Ésa fue la última furgoneta salida del polígono de las Hervencias, pues en los noventa Nissan comenzó a cambiar el modelo. Simultaneó su producción con la de camiones de pequeño y mediano tonelaje como el Cabstar, que comenzó a ensamblarse a partir de 1998, o el Atleon, desde el año siguiente, y convirtieron a la factoría abulense en «centro de referencia para vehículos comerciales ligeros de la compañía en el continente», según destacan desde la firma. Son los modelos que, con modificaciones y actualizaciones, más tiempo han ocupado la línea de producción, hasta que fueron sustituidos en 2014 por los NT400 y NT500, los últimos con su sello. Nuevos vehículos ligeros que gracias a sus «significativas modificaciones», según destacan desde la firma, lograron «menor coste de utilización, mayor ahorro de combustible y mejores niveles de equipamientos».

Pero sólo el NT400 ha sobrevivido hasta el final y con sus diferentes versiones suma 170.000 unidades producidas. El «hermano» que debía haberle sucedido y tomado las «riendas» de la línea de producción apenas dio sus primeros pasos. Incluido en el plan industrial «Ávila Challenge» firmado en julio de 2010 tras el enésimo conflicto laboral y la salida de casi 150 empleados, el NT500, en principio tenía una vida de diez años, pero no llegó a cumplir los dos. En febrero de 2014 comenzó a ensamblarse, pero en diciembre de 2015 se suspendió sus producción ya que el motor que incluía incumplía la exigente normativa europea.

40 millones de euros

Negros nubarrones se cernieron de nuevo sobre la planta, que veía cómo ese plan industrial que garantizaba su futuro hasta 2023 pinchaba en uno de sus tres motores. De las 100.000 unidades previstas, únicamente se fabricaron 7.000.

En sus sesenta largos años de vida, de Fadisa a Nissan, más de 500.000 vehículos de una decena de modelos -incluidos los Patrol blindados que en los 80 preparó para la Guardia Civil- han salido de la factoría, que ahora inicia una otra etapa. Tras la vuelta de vacaciones, el curso arrancará para los 450 trabajadores en unas nuevas «aulas» que ya han comenzado a adaptarse y cuyo proceso de transformación hacia un centro especializado en la fabricación y distribución de piezas de recambio para Renault-Nissan-Mitsubishi apretará el acelerador. Las inversiones comprometidas «ya se están llevando a cabo» y la idea es que al cierre de 2019 el 80 por ciento de los 40 millones de euros que prevé destinar la firma automovilística, resalta el director de la planta de Nissan Ávila, Javier Novo, quien valora este compromiso en la «apuesta» de la automovilística por el empleo en Ávila y en el conjunto de Castilla y León, donde la Alianza tiene otras tres plantas (dos en Valladolid y una en Palencia), sumando 12.000 trabajadores.

El futuro proyecto incluye una nueva nave de estampación de 23.000 metros cuadrados, junto a la actual planta y hasta ahora utilizada como pista de pruebas, y otra logística de 70.000 en el polígono de Vicolozano. En abril de 2020 está previsto que la actividad arranque y que cuando alcance su plena capacidad, en 2024, produzca 80.000 piezas de recambios al mes.

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