Luis Jaramillo - Punto de vista
El día de la marmota
«Ni siquiera para Ciudadanos los presupuestos merecen un mínimo aplauso, si acaso alguna concesión para presumir de su papel en la mejora de las cuentas»
El debate de totalidad de los presupuestos de la Junta es parecido todos los años: la Junta presenta su propuesta y la oposición hace una descalificación generalizada. Nada nuevo. Todo según el guión previsto. Hay que desdramatizar que a la oposición no le guste el documento de la Junta porque es su papel y por coincidente que pudiera ser su propuesta o está previamente consensuado o le saldrán divergencias por todos los lados. Ha sido así desde la primera legislatura y mucho me temo que las cosas no van a cambiar. Ni siquiera para Ciudadanos los presupuestos merecen un mínimo aplauso, si acaso alguna concesión para presumir de su papel en la mejora de las cuentas o en la responsabilidad de no dejar a la Comunidad sin presupuestos.
Las Cortes de Castilla y León cuentan con una clarísima mayoría de 42 procuradores del PP. No es la absoluta pero es la mitad de la Cámara y, por lo tanto, es lógico que si el PP gobierna en la Junta le corresponda diseñar las políticas que hay que realizar lo que se establece en la Ley de Presupuestos que ahora está en trámite. La oposición no puede pretender que quien gobierna asuma todas sus políticas y a lo que debe aspirar es a conseguir hacer aportaciones que permitan introducir novedades a lo presentado. Eso supone negociar, hablar con rigor, dejar a un lado la sistemática negación porque lo dice el contrario. Y esto vale para todos, porque tampoco el PP puede escudarse en ello para aplicar un rodillo que no beneficia a nadie.
La política actual deja muy claro que las sólidas mayorías ya no están nada claras y que lo que se debe primar es la capacidad de diálogo y acercamiento, una cultura que los ciudadanos saben valorar pero que a los partidos les queda lejos de entender. La matemática parlamentaria tendrá que ser la que haga el trabajo.
