Liliana Colanzi, Premio Ribera del Duero: «Me interesa que haya un diálogo con lo político en mis cuentos»

La escritora boliviana, ganadora de la séptima edición del certamen con ‘Ustedes brillan en lo oscuro’, presenta su obra en Valladolid

Lilina Colanzi, en el Campo Grande de Valladolid ICAL

Henar Díaz

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lilina Colanzi (Bolivia, 1981), ha pasado a engrosar recientemente la lista de galardonados con el Premio Ribera del Duero con su obra 'Ustedes brillan en la oscuridad', publicada el pasado 11 de mayo en España, Colombia, México y Bolivia y que este miércoles, 1 de junio, saldrá en Argentina y Uruguay. La autora, que ha presentado este lunes el libro en Valladolid, ha sido enmarcada entre las voces con más autoridad en el actual contexto editorial latinoamericano: «Es un viaje en el que me siento muy acompañada», dice al respecto la escritora y también editora, que ve la literatura actual del otro lado del Atlántico, sobre todo la realizada por escritoras, c omo una travesía donde su generación está empeñada en rescatar aquellas autoras olvidadas y que, embargo, suponen «importantes influencias» para la escritura de hoy.

En sus publicaciones no ha cultivado otro género que el cuento. ¿Qué posibilidades hayas en él que cree que no podría encontrar en otra forma literaria?

Sí que es verdad que todo lo que escribo, lo empiece de cualquier manera, termina convirtiéndose o encarnándose en un cuento. Para mí es un misterio porque nuestra escritura se decanta por una forma en lugar de otra, lo que sí me está pasando últimamente es que mis cuentos están adquiriendo una forma un poco más híbrida. Por ejemplo, en el primer relato de este libro, 'La cueva', hay gente que me ha dicho que ve fragmentos que parecen ensayos y es verdad, de pronto veo que hay una transformación del cuento hacia otra forma que me interesa explorar.

«Veo la literatura como un viaje colectivo en el que, sobre todo las escritoras, miramos hacia atrás para ver qué sucede con esas voces que fueron olvidadas»

Pese a su juventud, enmarcan su escritura entre las voces imprescindibles actuales de latinoamérica. ¿Qué cree que aporta?

No sé (piensa). Creo que este es un viaje en el que me siento muy acompañada, sobre todo por muchas voces de escritoras latinoamericanas cuyo trabajo sigo, admiro y publico también en una pequeñísima editorial independiente que tengo en Bolivia. Se habla mucho de la literatura como un viaje individual, y en cierta forma lo es, porque estamos batallando con nuestros propios fantasmas en solitario, pero también es un viaje colectivo, en el que sobre todo creo que las escritoras nos estamos encontrando y estamos mirando hacia atrás para ver que sucede con esas voces de autoras que fueron olvidadas y que, sin embargo, son importantes influencias. En este libro, por ejemplo, están presentes de diversas maneras las voces de autoras de otras décadas que me han descubierto mis hermanas escritoras. Me refiero a Amparo Dávila, Silvina Ocampo... No creo que tanto en una autoría individual como en ser parte de una corriente que tiene muchos huecos que las escritoras estamos tratando de llenar.

El paso del tiempo, la muerte... guían o forman parte de sus relatos. ¿Por qué esa conexión?

Cuando era más joven pensaba frecuentemente en la edad del planeta, cómo se había formado esta galaxia, cuándo podía acabarse la Tierra... Y me venía un vértigo y una angustia existencial relacionada con ese paso del tiempo. Con los años, me he reconciliado con la constatación de mi pequeñez, e incluso de nuestra pequeñez como especie respecto a todo lo que existe. 'La cueva', el primer relato del libro, es una manera de reflexionar sobre ello, pero también el paso del tiempo está en los cuentos sobre el material radioactivo y la exploración de ruinas. Me interesan esos lugares olvidados o ruinosos que tienen una historia pasada ignorada pero que nos dice algo del presente.

«Me interesan esos lugares ruinosos que tienen una historia pasada ignorada pero que nos dice algo del presente»

Prácticamente todos sus cuentos rezuman también esa preocupación por la acción destructora del ser humano sobre la naturaleza. ¿Le preocupa hasta quitarle el sueño?

Me interesa que haya un diálogo con lo político en mis cuentos. De hecho, pienso que muchos de los cuentos están narrados en modo ciencia ficción o fantástico.

«Para mí la literatura es una forma de reflexionar sobre el presente, aunque para ello muchas veces necesito un elemento de la distorsión»

¿Y qué le permite moverse entre esa delgada línea entre la ficción y la realidad?

Hay un estigma con este tipo de modo narrativo que tiene que ver con la creencia de que se trata de una forma de escapar de la realidad cuando realmente es un modo muy político que lo que hace es proyectar elementos del presente en escenarios ligeramente desfigurados para hacernos ver cuestiones que por tenerlas tan naturalizadas no las vemos. De hecho, uno de los cuentos, 'El camino angosto', habla de una colonia religiosa en la que las mujeres están limitadas en sus movimientos y cuyos cuerpos están sujetos a una voluntad patriarcal. Si pensamos en lo que está pasando en Estados Unidos con el tema del aborto también hay una conexión con esto. Para mí la literatura es una forma de reflexionar sobre el presente, aunque para ello muchas veces necesito un elemento de la distorsión.

Recurre, entonces, el relato como denuncia.

Sí, de hecho me es imposible sustraerme a preocupaciones como la destrucción medioambiental, que es uno de los grandes temas de nuestro tiempo, igual que la violencia patriarcal, en la cual los cuerpos de las mujeres son las principales víctimas. En estos cuentos están presentes esas violencias, pero también la capacidad de las comunidades para reorganizarse, resistir y ponerse en pie.

Con 36 años puso en marcha la editorial Dum Dum, ¿qué le hizo lanzarse a esta aventura?

La fascinación por una escritora que descubrí en Argentina: Sara Gallardo, autora de la novela 'Eisejuaz' que publicó en España hace un par de años la editorial Malas tierras. Esta novela había estado fuera de circulación durante décadas, lo cual me parecía un crimen porque se trata de una obra con una fuerza poética y un lenguaje maravilloso. No entendía como era posible que no sólo no se hubiera reeditado tantos años en Argentina, sino que no hubiera sido publicada ni una sola vez fuera de este país. Del deseo de darla a conocer entre los lectores bolivianos surgió esta pequeña editorial que ya lleva cinco años, en la cual publico aproximadamente dos o tres libros por año. Las últimas dos autoras han sido Gabriela Wiener con 'Huaco retrato' y Marina Closs con 'Tres truenos', que está por salir de imprenta.

¿Cuál diría que es el estado del contexto editorial boliviano? ¿Qué particularidades tiene?

La particularidad es que no hay presencia de trasnacionales. Todo el circuito es independiente, con la presencia de editoriales pequeñas, medianas y grandes. Otra característica es que no hay apoyo estatal, lo que hace que este circuito sea muy vulnerable a situaciones como la pandemia, que de hecho provocó cierre de librerías y mucho descalabro en el ecosistema editorial. A pesar de esta falta de apoyo ha habido, sobre todo en estos últimos años, la aparición de muchas editoriales que tienen ángulos específicos: como Mantis Editores, especializada en literatura latinoamericana escrita por mujeres, o Perra Gráfica, con ilustraciones creadas por un autor en específico y que tiene un tiraje muy pequeño pero con ediciones que son pequeñas obras de arte... Es decir, dentro de lo pequeño que es este ecosistema y de los desafíos y dificultades que implica publicar en Bolivia hay una especialización y gran variedad.

El hecho de que no haya grandes grupos puede ser también una ventaja.

Lo que propicia es que las pequeñas puedan publicar a autores cuya obra aparece generalmente en esas editoriales grandes. Porque Random House no llega a Bolivia es por lo que yo he podido publicar 'Huaco retrato'. A ninguna trasnacional le interesa ese mercado tan pequeño, entonces los derechos quedan libres para la mayoría de los autores.

¿Dónde encuentra la inspiración?

Por ejemplo, del accidente radiológico de Goiânia de 1987 me enteré en la conversación con una amiga brasileña. Otras veces la inspiración me llega a partir de otras lecturas. Mis cuentos son un diálogo con autores tanto contemporáneos como de otros tiempos. Pero también llegan a mí las historias a través de sueños o de otras maneras más extrañas... Me resulta bastante difícil planear sobre lo que voy a escribir.

Participa frecuentemente en talleres literarios y de hecho relatos de este libro han recibido aportaciones en ellos. ¿Qué le interesa de estos encuentros?

Sobre todo, una mirada ajena. Crecí en una ciudad en la que no había talleres literarios ni carrera de Literatura y tampoco conocía a ningún escritor. En ese tiempo me hizo mucha falta la mirada de alguien que pudiera fijarse en cosas de mi propio texto que yo no veía, que pudiera sugerirme lecturas y esas me parecen las principales aportaciones de un taller.

Es profesora de Literatura latinoamericana y escritura creativa en la Universidad de Cornell. ¿Ve savia nueva?

Sí, por supuesto. Hay una nueva generación que está abriéndose diferentes caminos y que tiene propuestas potentes y novedosas.

¿Qué supone para usted haber ganado el Premio Ribera del Duero?

Me supone una felicidad saber que en este momento hay lectores en México, Bolivia y España que puedan acceder al libro, y que pronto lo harán también en Argentina y en Uruguay. ¡Es una maravilla!

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación