Empresas

La industria que viste al caballo

La empresa salmantina Marjoman aúna tradición artesana e innovación en la guarnicionería

ABC

I. MIRANDA

Dicen que el mejor amigo del hombre es el perro, pero la especie que más se ha entregado a la humanidad de forma incondicional, que más ha contribuido al progreso, no es otra que el caballo. Hasta la aparición del vapor y el motor, tuvo un protagonismo sobresaliente en el transporte, las faenas agrícolas y la guerra, sin olvidar el propio arte de la equitación. Una importancia que dio origen a variados oficios, como herradores, albéitares y guarnicioneros, dedicados estos últimos a realizar, a mano, todos los arreos necesarios el trabajo de los équidos: monturas, cinchas, cabezadas, bridas, baticolas, collerones, petrales o retrancas, con el cuero como materia prima.

Sobre esa tradición, actualizada a los tiempos, se asienta hoy en día la empresa salmantina Marjoman. El bisabuelo de José Luis Castellanos, gerente, ya se dedicaba a estas tareas hace 130 años por distintas comarcas de la provincia. Ahora, cuando el caballo se utiliza fundamentalmente para

ocio y deporte, la cuarta generación fabrica todo tipo de artículos para la equitación en sus diferentes disciplinas, hasta alcanzar las 8.000 referencias. De hecho, exporta a más de una veintena de países, como

Alemania, Francia, Portugal o Estados Unidos, y cuenta con una plantilla de veintitrés trabajadores, entre los que destacan los guarnicioneros y otro tipo de personal de manufactura en fábrica.

Según explica Castellanos, Marjoman aúna la tradición artesanal «con las más avanzadas tecnologías para elaborar artículos más confortables, sólidos y seguros, con una excelente relación calidad precio». Además de la fabricación propia, la empresa es distribuidora de prestigiosas marcas para España y Portugal, y viene prestando una especial atención a la innovación. «Completamos el saber del guarnicionero de siempre con materiales muy seleccionados, algunos de última generación como la fibra de coco, viscografeno o tejidos tridimensionales supertranspirables», precisa el gerente, quien menciona creaciones muy valiosas a partir de este concepto: las armaduras termoformables que adaptan su medida a cada caballos o las que combinan fibra de vidrio y carbono para ganar ligereza, además de una cincha adaptada a la respiración del caballo para mejorar su rendimiento.

La firma salmantina, que obtiene la mitad de su facturación en el extranjero, ha comenzado a vender recientemente por internet a través de una tienda online, con contenidos disponibles en tres idiomas -español, francés e inglés- y una selección de artículos dirigida sobre todo al cliente internacional. Porque la globalización también está presente en un sector tan singular. «Cada vez hay mayor presencia de artículos y productos procedentes de India y China, pero nuestra fábrica ofrece una garantía de confianza a personas que no solo basan su compra en el precio, sino que valoran también calidad y diseño. Es más, podemos confeccionar artículos a medida y personalizarlos a gusto del cliente, lo que aporta un claro valor», asegura José Luis Castellanos.

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