La fotovoltaica comienza su despegue para quintuplicar su potencia en cuatro años

Castilla y León es una de las regiones con mayor expansión de esta energía, «clave» para el campo y el medio rural

La lucha contra el cambio climático y el fin del impuesto del sol han propiciado el auge de las placas solares

Placas solares en una explotación de patos en Villamartín de Campos (Palencia)

M. Gajate

Su origen se remonta al siglo XIX y fue en plena carrera espacial cuando empezó a desarrollarse su tecnología una vez que comenzaron a utilizarse paneles solares para proveer de electricidad a los satélites. Hoy en día la energía fotovoltaica constituye una de las grandes apuestas contra el cambio climático junto al resto de energías renovables. Los planes de descarbonización y el fin de impuesto del sol, la han puesto en el foco de atención en cuestión de un año sus fieles se han disparado. Valga de ejemplo que e n Castilla y León hay en tramitación proyectos de grandes instalaciones para incorporar 20.238 megavatios de electricidad por esta vía a las redes de transporte y distribución. La cifra no refleja un futuro cierto y muchas de esas actuaciones no recibirán autorización, se estancarán o pasarán años hasta que sean una realidad, pero sirve para constatar un rumbo al alza de la fotovoltaica. Y es que esa potencia pendiente de aprobación supone cuarenta veces más que la actualmente instalada.

«Obviamente no se conectarán esos 20.000 megavatios». Cumplir con esas expectativas se antoja casi una utopia, pero sí es cierto que el despegue ha comenzado y la proliferación de placas solares ha llegado para quedarse. Así, no se aspira a multiplicar por cuarenta la potencia actual instalada pero sí, como mínimo, a que sea esa fuente de energía renovable, inagotable y no contaminante sea cinco veces mayor en los próximos cuatro años . Es la meta que se ha marcado el actual ejecutivo autonómico y que desde la Asociación sectorial de la energía solar fotovoltaica en España UNEF dan por hecho que se podrá alcanzar y «muy fácilmente». Actualmente, están instalados cerca de 500 mv. Si se consiguiera llegar a los 2.500 se conectaría a la red un volumen de electricidad capaz de surtir a cerca de mil viviendas medias.

El doble al año

En el futuro de la fotovoltaica se espera un papel protagonista del autoconsumo en los próximos años. Y es que en octubre de 2018 se cerró el último capítulo del impuesto del sol. Su supresión implicaba que las placas solares que custodiaban hogares y pequeños negocios dejaran de estar sometidas al pago de un peaje por su generación y almacenamiento y que, por el contrario, ese autoabastecimiento tuviera «premio» al poderse vender los excedentes de energía generados que no se vayan a exprimir por parte de sus propietarios. El cambio de rentabilidad fue evidente y ello ha contribuido a un «claro florecimiento del sector» que ahora recibe «intereses» , señala el director general de UNEF, José Donoso.

A falta de datos efectivos hasta que acabe el año, las previsiones apuntan a que en España se doble la potencia anual instalada en estas condiciones, llegando a unos 400 mv. En 2018 no se superaron los 240. En este contexto, se augura que Castilla y León sea una de las principales comunidades que tiren del carro . Tiene un «requisito fundamental» que es el «territorio», señala Donoso, así como una estructura productiva que también puede influir positivamente. Y es que entre los principales impulsores de instalaciones de autoconsumo figuran los empresarios del sector primario, destacan, por su parte, desde la comercializadora de renovables, Unieléctrica. De esta forma, las placas solares que se nutren del sol que planea sobre la Comunidad corresponden en buena medida a explotaciones agrarias y ganaderas, entre las que destacan las bodegas.

España vaciada

España aciada

Que esos dos factores sean clave para su despegue convierten también a la fotovoltaica en un arma más contra la despoblación . Y es que su generalización y la instalación de nuevos proyectos contribuiría a generar empleo localizado en la «España Vaciada» y a mejorar la calidad de vida de entornos rurales donde el tendido eléctrico no llega o su instalación es muy costosa.

Para que la fotovoltaica pueda desarrollarse en los próximos años, desde UNEF consideran crucial que la tramitación se «agilice» y las administraciones autonómicas no ejerzan de traba sino de soporte tras el constatable impacto del fin del impuesto al sol en el auge del autoconsumo. Junto a este factor, se han dado otros recientes «empujones» que han contribuido al crecimiento de este tipo de energía. Por un lado, estaría el incremento de la sensibilización social hacia el cambio climático y un consumo sostenible y responsable que estaría haciendo a particulares, pymes y grandes compañías a plantearse el uso de renovables, entre las cuales la fotovoltaica destaca como una de las opciones más rentables. A ello se sumarían las PPA (Power Purchase Agreement) para la compraventa de energía a largo plazo entre un desarrollador renovable y un consumidor, a las que se han sumado importantes empresas en el país. Por último, han jugado un papel importante las subastas del Gobierno para el impulso de energía limpia.

El Ejecutivo central lanzó varios lotes de energía a subasta el año pasado. La resolución de una de las tandas causó sorpresa al adjudicar un elevado porcentaje a la solar, cuando las previsiones apuntaban a la eólica. Al respecto, desde la UNEF instan a que la próxima convocatoria sea diseñada contemplando sólo el precio y que «sea la más barata la que gane», expone Donoso ante la polémica y consciente de que la fotovoltaica es una de las más económicas.

Castilla y León es actualmente la cuarta comunidad autónoma con mayor potencia instalada de energía fotovoltaica . Una suma de 500 megavatios que se han puesto en marcha en apenas 19 años, desde el primer megavatio instalado en 2000. En 2008 hubo un especial salto cuantitativo, llegando a las 300, cuando un año atrás no se rozaba la centena. El punto de inflexión fueron las primas aprobadas por el entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde entonces el avance fue paulatino hasta un reciente estancamiento que los expertos dan por «roto» en este 2019, el «año de la fotovoltaica».

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