Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS

El Colmao

«No es un bar, es el último rincón romántico que le queda a la ciudad. El lugar donde uno puede ir un martes cualquiera y burocrático y ponerse una chistera para escuchar el piano»

FACEBOOK-EL COLMAO DE SAN ANDRÉS

Guillermo Garabito

Lo que mejor se nos da en esta tierra es cumplir años, pero cuando los cumple un negocio ocurre siempre al revés de cuando los cumple una madre. Se exhiben y en vez de esconderlos e incluso ir descontándolos coquetamente –como eliminados por un tratamiento de belleza que consiste en despistar–, gustaría que fueran más. En esta tierra todos los negocios aspiran a tener siglos como el paisaje, como sus gentes. Pero la mejor empresa de todas, mejor que tener un sastre, un confesor de confianza y un amigo en Hacienda –las tres cosas juntas–, es tener un bar al que acudir. Tener a Maite y a Juan, que son dos personajes recortados de una novela de Fitzgerald, del «París era una fiesta» de Hemingway, pero en Valladolid. Y aunque uno nunca ha sido escritor de cafés, ni de bares, en «El Colmao» creo que podría escribir y lo haría mejor. Allí uno es más escritor, más lo que le venga en gana, porque «El Colmao de San Andrés» es el desván de la casa de Ramón Gómez de la Serna. Una greguería llena de greguerías, el catálogo de «El Rastro» la «Botillería de Pombo» pintada por Matisse en vez de por Solana . Es el «Gijón» que tenemos Peláez y yo aquí.

En este camarín de la Iglesia de San Andrés todavía se intuye lo importante que es una tertulia. La tertulia como liturgia que se niega a desaparecer. La tertulia como un ágora donde entra y sale gente que siempre tiene algo curioso que aportar. La tertulia la dirige Juan –con permiso de Maite– y se habla de libros que no sabíamos ni siquiera que se habían escrito y de un Valladolid que no sabíamos ni siquiera que existió . «El Colmao» no es un bar, es el último rincón romántico que le queda a la ciudad. El lugar donde uno puede ir un martes cualquiera y burocrático y ponerse una chistera para escuchar el piano. ¡Con la de veces que yo había querido ponerme una chistera! Y ahí está otro de los grandes misterios de este sacrosanto local, que sin tener a ningún músico en nómina siempre hay alguien al piano. Y también hay trompetistas que van entrando con trompetas.

«El Colmao» es una novela que se escribe sola con personajes salidos de una fiesta en casa de Gatsby y que pararon alguna noche por el «Savoy» de Alvite. «El Colmao» es un reducto para la civilización, para beber champán. El único lugar que conozco donde bebiendo uno sale más culto y menos bárbaro. «El Colmao de San Andrés» cumple esta semana quince años , aunque bien podría haber nacido ayer o haber cumplido un siglo entero. «El Colmao» es el último rincón atemporal de esta Valladolid de helechos arborescentes.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación