José Gabriel Antuñano - El callejón del gato

Los chiringuitos

«Lo primero que hay que hacer con las fundaciones y sociedad es auditarlas y separar el grano de la paja»

ICAL

El cambio de cromos, esta semana, se promete intenso y entretenido. Muchos temas a consensuar, entre otros, ¿qué hacer con los chiringuitos?; es decir, cómo finalizar con el clientelismo, suprimir o modificar el funcionamiento de fundaciones, sociedades u organismos de titularidad pública, y eliminar los cargos de confianza que acumulan muchos años. Entre estos últimos, ¡cuántos entraron con pantalón corto y ya lucen canas! Muchos constituyen un auténtico cáncer para la administración y para el propio partido, pues han impedido la renovación de ideas y caras, necesaria para que una generación no se perdiera en el ostracismo.

El problema de fundaciones y otras entidades es cómo regenerarlas, sin entrar a causar destrozos. En esta línea, la obligación primera de cualquier gobierno que se forme, consiste en auditarlas (en personal y cuentas), separar el grano de la paja y adelgazarlas, suprimiendo estructuras paralelas a las existentes en la administración y estudiando eficacia, modelo y tamaño. El cambio de responsables parece obligado en muchos casos, pues no siempre se han encontrado al frente de estas las personas más capaces, sino con demasiada frecuencia las más amigas o con mayor capacidad de subordinación. Sin embargo, el nuevo gobierno no debería caer en el error de cesar a todos y suplir a unos amigos por otros, sino valorar si no existen personas capaces en estos organismos, que permanecen orillados por su independencia y profesionalidad.

Necesitan conocer qué organismos son asumibles por la administración regional, pues no es lógico que entes con funcionamiento reglado, como hospitales, centros de enseñanza, etc, dependan de sociedades públicas y no de consejerías. Sin embargo, existen otros entes que se colapsarían en manos de la administración, como la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (Oscyl), el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid y otros que requieren discrecionalidad. La restructuración de los chiringuitos exige discernimiento y serenidad, para lograr eficacia, ahorro y transparencia.

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