Empresa Familiar

Avícola Galocha: un negocio que crece con muchas alas y plumas

La empresa zamorana, cuyos orígenes se remontan a 1939 en Benavente, comercializa seis millones de pollos al año

Avícola Galocha emplea a más de un centenar de trabajadores en sus instalaciones M. A.

Alberto Ferreras

Algunas empresas son ejemplo de tradición familiar y otras destacan por saber evolucionar para adaptarse a las demandas del mercado. Avícola Galocha, ubicada en San Cristóbal de Entreviñas, en la comarca zamorana de Benavente y Los Valles, cumple ambas condiciones y ha sabido hacer de las alas y las plumas un negocio agroalimentario que genera empleo en el medio rural y atiende la alta demanda de productos avícolas. La empresa da trabajo actualmente a cerca de dos centenares de personas, de las que 140 están en nómina de la sociedad avícola y medio centenar son puestos de trabajo indirectos derivados de su actividad.

De la magnitud del negocio dan cuenta las cifras de la empresa, que facturó cerca de veinte millones de euros en el último ejercicio y comercializa seis millones de pollos anualmente, con unas ventas centradas en atender la demanda nacional y cuyas cifras de exportación no son reseñables. El volumen de pollos sacrificados -hasta 25.000 al día-, que se ha incrementado de forma significativa desde 2016, ha llevado a acometer en los últimos años inversiones destinadas a la automatización de las líneas de despiece y deshuese de pechuga, del muelle de carga y a la ampliación de las cámaras frigoríficas. Del mismo modo, Avícola Galocha prevé planes para acometer nuevas inversiones como la automatización de las líneas de oreo y clasificado de canales y de deshuese de muslo, así como un proyecto de instalación de placas solares fotovoltaicas para atender parte de las necesidades energéticas con fuentes propias.

El negocio no ha sido ajeno en los dos últimos años a las consecuencias de la pandemia, con un descenso drástico del consumo al principio, todo en el canal de hostelería, restauración y catering. Por fortuna, se ha ido recuperando a medida que se fueron abriendo fronteras y moderando las restricciones. La empresa también ha tenido que afrontar el incremento de los costes energéticos, que ha supuesto un aumento de los costes de producción y transporte, sin que haya podido repercutirlo al precio de venta de los productos avícolas. Igualmente, la guerra de Ucrania representa un escollo por la subida del precio de los cereales. Además de matadero y salas de despiece, Avícola Galocha cuenta con diez granjas propias de cría de pollos, sin que haya podido aplicar esa subida del coste de la alimentación al precio final del producto. Aun así, la empresa ya tiene experiencia de salir a flote en momentos difíciles: cuando la gripe aviar supuso un cierre de fronteras a la exportación, se aumentó el almacenamiento de mercancías hasta que España finalmente obtuvo el estatus de país libre de la enfermedad.

Historia

La historia de esta empresa familiar se remonta al año 1939, cuando la abuela de los actuales propietarios, Remedios Pozo, comenzó a criar, sacrificar y vender pollos casa por casa en Benavente en una época marcada por la necesidad y el duro trabajo de la postguerra. Posteriormente, su hijo, Fernando Galocha, siguió el negocio familiar, del que asumió las riendas en la década de los años cincuenta, cuando impulsó la industrialización de la empresa. En la actualidad es la tercera generación familiar, con Maite y Fernando hijo, la que está al frente de la firma. Los actuales responsables han dado un importante impulso y propiciaron su etapa de mayor crecimiento entre 2016 y 2018, cuando fruto de esa apuesta por dimensionarse pasaron de 26 a 128 trabajadores.

Ahora, poseen diez granjas propias, treinta integradas de la zona y un sistema de trazabilidad que asegura la calidad y homogeneidad de toda la producción a la vez que garantiza el bienestar animal de los pollos. El producto comercializado se lleva principalmente a Castilla y León, Asturias, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña. Avícola Galocha cuenta también con dos tiendas propias de venta directa en Benavente, aunque su principal cliente es el grupo catalán Audens Food, dedicado a platos precocinados y congelados y que tiene uno de sus centros de producción en la localidad zamorana de Roales del Pan.

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