Educación

Argelia y Marruecos: puentes para el conocimiento

Las universidades de Castilla y León lideran los cambios en el sistema universitario de los dos países africanos, una forma especial de cooperar

Una reunión del consejero Fernando Rey y la directora general Pilar Garcés con responsables marroquíes

CRISTINA ROSADO

Mientras el presidente de Argelia durante las últimas dos décadas, Abdelaziz Buteflika, dejaba el poder y el país se sumía en una enorme incertidumbre sobre su futuro político, un profesor de la Universidad de Valladolid hacía los últimos preparativos para emprender viaje hacia esa nación para tender un puente de conocimiento entre ella y la Unión Europea, con las universidades públicas de Castilla y León, y la de Valladolid (UVA) en particular, como artífices de dicho puente. Es Antonio Bueno, profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación del Campus de la UVA en Soria y conoce a fondo el país, con cuyas universidades ha trabajado desde hace más de quince años. Ahora será el consejero residente en ese país para el proyecto de hermanamiento con la República argelina convocado por la Comisión Europea en julio de 2018 y que pretende reforzar las habilidades pedagógicas de docentes e investigadores de las universidades argelinas y la gestión de la administración educativa allí a partir de la experiencia de Castilla y León en su adaptación al sistema europeo de educación superior introducido por el proceso de Bolonia. El proyecto tiene un presupuesto de 1.600.000 euros y durará 30 meses.

Antonio Bueno confiesa que es «un reto apasionante» en lo personal y en lo académico, pero que si el proyecto castellano y leonés se impuso al de Francia, con el que competía (la decisión la tomó Argelia con la UE de «árbitro»), es por «las cualidades» del trabajo presentado por Castilla y León (también participan las universidades Autónoma de Madrid, de Alicante, de Málaga, de Castilla-La Mancha, del País Vasco y la belga Haute École Léonard de Vinci).

De hecho, el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, afirmaba al respecto que la iniciativa «ha destacado entre las otras, gracias a la adecuación del perfil de los expertos designados en cada una de las líneas de trabajo, así como la experiencia y prestigio del sistema universitario de nuestra Comunidad, y a un plan estratégico de internacionalización del sistema universitario de Castilla y León».

El profesor de la UVA Antonio Bueno, el consejero residente en Argelia para el proyecto. A la derecha, miembros del proyecto con Marruecos F. BLANCO

Expertos de todas las áreas del conocimiento de esas universidades harán un diagnóstico de la situación allí, propondrán medidas de refuerzo formativo, que se evaluarán y se redactará un informe. Al mismo tiempo, los responsables argelinos visitarán Castilla y León dentro de este proyecto.

Bueno apunta que a su juicio, los argelinos valoraron que la propuesta de la Comunidad supo «responder de manera eficiente y con acciones concretas a todas las adversidades y problemas que se planteaban». «Nuestro encargo es formar a un Ministerio», el de Educación Superior e Investigación Científica argelino, dice Bueno, desde la experiencia de Castilla y León, y que «tenemos experiencias positivas y negativas y las vamos a compartir puesto que somos un país que se ha labrado un porvenir académico en unos momentos de crisis y llevamos a la práctica la adaptación a Bolonia a veces a coste cero».

Inmigración

Argelia cuenta con un 60% de población menor de 25 años y Bueno asegura que «hay una gran explosión demográfica y un interés para que todas las titulaciones tengan el espacio que les corresponde con un sistema adaptado a las necesidades empresariales del país». Cooperación, simplemente. Argelia es un país en el que «España está muy bien vista porque fue el único que mantuvo su embajada y la empresa Iberia, durante el Decenio Negro» de guerra allí (1990-2000). Será la oportunidad de situarles en el contexto internacional (siempre dejando claro que no se trata de imponer un modelo) y ayudar a su crecimiento, ahora que las migraciones preocupan, y tanto, a Europa: «Podemos colaborar en superar barreras entre ambas orillas, tender puentes de oro para el conocimiento», cuando ya la relación económica y energética es grande con España y generar un «socio preferente de nuestra acción científica y académica».

También Rafael de Paz lleva alrededor de un año en Marruecos como consejero residente en ese país para el otro proyecto de hermanamiento, convocado por la Unión Europea y logrado por Castilla y León, con un presupuesto de 1.200.000 euros. De Paz es director de la Oficina de Proyectos Internacionales de la Universidad de León (ULE). Como en el caso del de Argelia, es Marruecos quien lo solicita y De Paz afirma desde allí por correo electrónico que «da respuesta a una petición marroquí de asistencia internacional en su voluntad de aportar transparencia a su oferta de estudios universitarios para, entre otras consecuencias, mejorar la calidad y aumentar la movilidad internacional de sus titulados». En este sentido, el proyecto «busca ‘exportar’ la práctica de los expertos regionales en la ejecución de la reforma universitaria propiciada por el proceso de Bolonia para respaldar la transparencia y el reconocimiento de las habilidades y competencias, y así facilitar el estudio y el trabajo en cualquier parte del mundo». En definitiva, acompañar, asistir e impulsar la reforma de su sistema universitario desde «un trabajo colaborativo».

Sostiene que «el interés por parte del ministerio marroquí y de los docentes universitarios por conocer cuál ha sido la experiencia de Castilla y León en nuestro proceso de reforma es máximo, pues el país se encuentra ante retos sociales y demográficos para los que sus sistema de enseñanza superior debe responder con prestanza».

Déficit de profesorado

Marruecos dispone de un sistema abierto y gratuito que adolece, según De Paz, de «grandes déficit de dotación de profesorado, un envejecimiento evidente del existente, una masificación enorme de sus aulas debido al crecimiento demográfico del país y una necesidad de responder a los retos del Siglo XXI y a la responsabilidad de la posición preponderante de Marruecos en el mundo francófono africano».

Para España, esta relación es «estratégica», según De Paz, y esta oportunidad supone para las universidades de Castilla y León «un gran avance con el fin de expandir la excelente formación que ofrecen a técnicos y profesorado marroquí», además de «reclutar a los mejores alumnos para realizar posgrado» en las instituciones académicas de esta Comunidad. Asimismo, habrá después intercambio y estancias de profesores, técnicos y estudiantes de posgrado marroquíes en las universidades de Castilla y León.

También María José Rodríguez, catedrática y directora del Instituto Universitario de Ciencias de la Educación de la Universidad de Salamanca participa en este proyecto, junto con dicho instituto, para acompañar a las universidades marroquíes en la puesta en marcha de titulaciones en línea o «e-learning», entre otras cuestiones. Considera «interesante» el conocimiento mutuo entre ambas orillas del Mediterráneo mediante esta iniciativa y manifiesta que pone en muy buen lugar al sistema universitario castellano y leonés. «Que el Ministerio de Asuntos Exteriores haya optado por Castilla y León es un éxito y una internacionalización más en la relación que podemos tener con África, a la vez que puede dar lugar a más proyectos con Europa y estos países», dice.

Para ella, como para sus compañeros, la transferencia de la universidad hacia el desarrollo económico «es clara, como indica la OCDE, ya que a más desarrollo educativo, más desarrollo económico». Algo nada desdeñable en el momento actual para ambas orillas del Mediterráneo y para Europa.

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