«Aporta valores y matices de prácticas racionales»

El «compromiso con la tierra y la sostenibilidad» está en buena parte detrás de la apuesta de Matarromera por los vinos ecológicos. Con más de 50 hectáreas de viñedo en tres denominaciones de origen (Ribera del Duero, Toro y Rueda) ha sacado al mercado unos caldos «más naturales» y producidos con técnicas ecológicas que están en plena consonancia con «nuestra apuesta desde hace varios años por la sostenibilidad y el medio ambiente», reflejada también en unas instalaciones eco-eficientes y una clara apuesta por las energías limpias y alternativas, como la caldera de biomasa o la reutilización de las aguas residuales. «Es algo que está dentro de la filosofía de la empresa», apunta Carlos Alberte sobre ese empeño por lo ecológico, en el que tienen muy presente que su labor proviene del campo y a su «respeto» se deben.

Reconoce que producir ecológico es «más complicado» por el límite a los productos que se pueden emplear. Las técnicas sí son mecanizadas, pero más artesanales y con mayor mano de obra, ante la imposibilidad de utilizar fitosanitarios químicos. Los rosales al principio de la hilera son uno de sus mejores chivatos para prevenir las plagas. De ahí que el producto sea «más costoso», reconoce Alberte. Y se aprecia, pero «más en el exterior que en nuestras fronteras». Francia, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos son lugares en los que el vino ecológico de Matarromera se abre camino. De hecho, su apuesta por esa técnica responde a la «nueva demanda del mercado» por parte de un consumidor «más concienciado con el respeto medioambiental y la sostenibilidad».

¿Y qué aporta este tipo de producto a la bodega? «No es que abra más mercados», sino que «sobre todo, aporta valores y matices de prácticas de cultivo racionales». «Nos aporta más amplitud», destaca.