Luis Jaramillo - Punto de vista

Amagar y dar

«Ciudadanos se desmarca de acuerdos de futuro en una medida que parece claramente destinada a que no se les identifique en esas plazas con quienes han gobernado»

La concejala del Ayuntamiento de Burgos por Ciudadanos, Gloria Bañeres, y el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle ICAL

Publicaba ABC el pasado lunes que Ciudadanos parece decidido a poner lineas rojas a algunos candidatos del PP y del PSOE en Castilla y León para llegar a acuerdos de gobierno tras las elecciones porque ni han cumplido con los acuerdos suscritos, ni con los habitantes de sus ciudades. Es evidente que es una más de las acciones electoralistas de un partido político que quiere mantener siempre el fiel de la balanza, tratando de que no se les signifique con nadie.

Gracias a Ciudadanos, el Partido Popular mantiene las Alcaldías de León, Burgos y Palencia, y el PSOE la de Segovia. Sus ediles, todos ellos ratificados por sus partidos como cabeza electoral el próximo mayo, ven como por adelantado Ciudadanos se desmarca ya de acuerdos de futuro, en una medida que parece claramente destinada a que no se les identifique en estas plazas con quienes han gobernado durante cuatro años.

Es lícito que cada partido esgrima una determinada estrategia para intentar captar votos, pero sonroja un poco que se den cuenta precisamente a final de lesgialatura de ciertos incumplimientos cuando a lo largo de todo el mandato han actuado, con mayor o menos complacencia, para que se mantuvieran en sus respectivos puestos.

Los electores saben que el «yo no he sido» cuando «yo lo he permitido», no es política valiente ni comprometida. Un partido de centro es aquel cuyas políticas moderadas son percibidas por los ciudadanos como eficaces para una sociedad que aprecia el bienestar y la calidad de vida. Pero eso no significa quedarse al margen de las decisiones, porque gobernar es siempre decidir y muchas veces implica, además, tomar medidas impopulares. Gobernar es también desgastarse en la defensa de los intereses comunes.

De un gobierno se es responsable por la gestión directa y también por quién con sus votos lo permite. El resto es electoralismo en un tiempo en el que se necesita cada vez más compromiso.

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