Los forenses dicen que el acusado de matar a su mujer en Mora no lo hizo por depresión

Los problemas de depresión aparecen, según les trasladó el propio acusado, cuando empieza a haber dificultades económicas en el negocio familiar

Entrada a la Audiencia Provincial de Toledo, donde se está celebrando el juicio A. Pérez Herrera

EFE

Los forenses que realizaron los informes de autopsia, imputabilidad y estado de salud de la víctima del asesinato, a manos de su marido, ocurrido en febrero de 2017 en la localidad toledana de Mora , han concluido que el ataque del acusado a su mujer no fue a consecuencia de la depresión que padecía.

En la segunda sesión del juicio con jurado que arrancó este lunes en la Audiencia provincial de Toledo, los médicos forenses han expuesto en relación al acusado, en base a una entrevista con él en la cárcel en la que han dicho que se mostró «colaborador y atento» , que en un principio no presentaba «ningún signo de patología psiquiátrica».

En todo caso, han dicho, lo que sufría era «una especie de depresión» como consecuencia de un hecho concreto, pero que no encontraron alteraciones como alucinaciones, paranoia o consumo de sustancias.

Los problemas de depresión aparecen, según han relatado que le trasladó el propio acusado, cuando empieza a haber dificultades económicas en el negocio familiar, de modo que él mismo achacaba el motivo de la depresión a los problemas relacionados con el trabajo.

Sin embargo, han resaltado que en ningún momento de la entrevista habló mal de su esposa e incluso manifestó que era «una víctima más», y que la «irritabilidad» iba dirigida a las personas que tenían que ver con su entorno laboral y, en concreto, a su familia política.

Con todo, los forenses han concluido en que el acusado «no tenía alterada su capacidad» en el momento de los hechos y que sabía lo que hacía y era consciente de sus actos, de tal manera que no tenía ningún tipo de trastorno que le impidiera poner freno o que alterara el control de sus capacidades.

Con respecto a la autopsia, han detallado que las dos puñaladas que asestó a su esposa hubo de dárselas «de pie», frente a frente acusado y víctima, por la trayectoria del cuchillo e imprimiendo una «fuerza intensa» que hizo que una de las dos puñaladas traspasara la infraestructura ósea de la víctima .

«Muerte violenta»

Una «muerte violenta» por herida de arma blanca, según la han definido, que causó una hemorragia con una «salida masiva de sangre» que hizo que falleciera de forma rápida.

En cuanto al informe sobre el estado de salud de la víctima, han confirmado que la enfermedad de Ménière que padecía, y no la conocida como «huesos de cristal», le provocaba limitaciones funcionales en cuanto a la movilidad y por ello requería de ayuda.

Por otro lado, en la segunda sesión del juicio también han declarado los guardias civiles que acudieron a la vivienda donde tuvo lugar el crimen el 5 de febrero de 2017, y han contado que la persona que les abrió la puerta fue la madre de la víctima que en ese momento portaba el cuchillo que había sido el arma de la agresión porque quería sacarlo a la entrada de la casa.

Al entrar, encontraron el cuerpo de una mujer «sobre un charco grande de sangre» y al marido en la habitación de matrimonio a la que accedió uno de los agentes al no obtener respuesta y lo encontró «andando de izquierda a derecha, muy sofocado y con la respiración entrecortada».

No puso resistencia, han añadido, e incluso tuvo predisposición para que le pusieran los grilletes y fuera trasladado al acuartelamiento de Mora.

El policía judicial que realizó al inspección técnico-ocular ha incidido en que la víctima estaba descalza, lo que le llevó a pensar que estaba sentada en el sillón del salón y que ante el ataque de su marido, se levantó para huir y no le dio tiempo ni a calzarse.

Además, el inspector encargado de las diligencias del caso, que analizó, entre otros, el teléfono de la víctima, ha ratificado que envió un whatsapp a su hermana el día del crimen pero también ha encontrado mensajes a una prima enviados con anterioridad en los que ya expresaba que «temía por su vida» y que su marido se negaba a ingresar en un centro psiquiátrico.

El juicio continuará este miércoles con la práctica de más pruebas y con el testimonio de los médicos que trataron la enfermedad de la víctima y el cuadro depresivo del acusado.

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