Este equipo de rugby sabe también bailar una «haka»

En Toledo está el primer equipo de rugby en silla de ruedas de Castilla-La Mancha, dirigido por Miriam Salas, quien se estrena como delegada de la selección nacional este miércoles

Tres jugadores del Carpetanos y la entrenadora simulan bailar una «haka», como los «All Blacks» Ana Pérez Herrera
Manuel Moreno

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«Si hubiera algún patrocinador para donar o comprar sillas, vendría muy bien». Es uno de los deseos navideños de Miriam Salas Monedero (Las Pedroñeras, Cuenca, 1991). Esta graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte es la entrenadora y preparadora física del Carpetanos, el primer equipo de rugby en silla de ruedas de Castilla-La Mancha. Entrena en Burguillos (Toledo) y tiene a sus órdenes a cuatro jugadores, el número suficiente para disputar un partido, aunque siempre tienen los brazos abiertos.

Los encuentros de esta disciplina paralímpica no se juegan sobre un campo de césped, como algunos hemos podido pensar por error, sino en una pista de baloncesto. Tampoco emplean un balón ovalado, ya que los deportistas son tetrapléjicos y agarran mucho mejor uno de voleibol, que es redondo.

Obviamente, el rugby en silla de ruedas tiene algunas reglas diferentes al que practican los «All Blacks» , aunque en la pista de baloncesto donde se juega existen también las zonas de ensayos. Sin embargo, los pases pueden hacerse hacia adelante, no como en el rugby tradicional, que el balón siempre debe pasarse hacia atrás.

Miriam, la entrenadora, conoce perfectamente este deporte, porque es jugadora del equipo de rugby «Las Águilas» de Toledo desde hace seis años . Una de sus pupilos en el Carpetanos es la alicantina Jennifer , «Jenny» para los amigos. Antes de su lesión medular llegó a jugar a flag fútbol americano, una modalidad de ese deporte que se juega sin placajes. «Y me encantó». Pero el 10 de julio de 2016 quedó parapléjica al ser aplastada por un mueble de dormitorio en Jijona (Alicante). «Tan solo probé tenis adaptado, pero no me llenaba. Entonces supe que había un proyecto de rugby en silla y me interesó. Es un deporte en equipo y eso me gusta», explica. Jenny se informó en que consistía y cómo se jugaba viendo vídeos de partidos.

A su compañero de equipo Iván Díaz (41 años) un accidente de tráfico le dejó en silla de ruedas, también con tetraplejia, hace 23 años. Pero eso no le ha impedido practicar esgrima en silla de la mano de Heliodoro Martín, tenis de mesa adaptado, rugby adaptado a nivel de competición, esquí, piragüismo, pádel, bádminton o karting. «Llevo muchísimo tiempo dedicándome al deporte de competición y una de mis ilusiones sería ir a unos juegos paralímpicos. El deporte significa todo en mi vida. No solo me mantiene bien físicamente, sino también mentalmente. Realizar deporte con gente sin discapacidad es una manera de normalizar mi vida cotidiana, y eso, al final, te ayuda», dice Iván. Este tetrapléjico nivel C7 ha logrado dos segundos puestos y un tercero en la Copa del Mundo de Esgrima y dos terceros en el Campeonato de España de Tenis de Mesa.

El deporte, la mejor medicina

La plantilla se completa con Javi, que está de viaje en Colombia, y Mamen . Ella nació en Palencia y lleva en Toledo desde hace 15 años, cuando le trasladaron desde Tenerife por un accidente de tráfico que le produjo una lesión medular. «Supongo que siempre me gustó el deporte, porque la silla de ruedas no te convierte en alguien diferente, pero sí que se encarga de que afloren valores y capacidades que estaban dormidas o poco atendidas», reflexiona Mamen Movellán.

Su vida cambió en la isla del Hierro la tarde del 9 de mayo de 2002. Volvía a casa y sufrió un accidente de circulación. Iba en el asiento del copiloto sin el cinturón de seguridad abrochado. Casi un mes en coma inducido y luego al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. «Una vida diferente, pero no tiene por qué ser peor. Desde entonces, yo decidí ser feliz y, cada día, un poquito mejor. A mí, personalmente, la discapacidad me ha hecho más libre y el deporte es uno de los motores de mi vida, mi mejor medicina».

Mamen probó muchos deportes, pero su lesión —una paraplejia completa motora y sensorial a la altura del pecho— era un gran obstáculo. Hasta que conoció a Miriam. «Me habló de su proyecto y la idea me enamoró».

El equipo está registrado como club deportivo en Castilla-La Mancha, aunque no compite. «Cuesta mucho arrancar porque el material es muy costoso y no salen patrocinadores. Al principio, las marcas se vuelcan con el deporte adaptado, pero, cuando se enteran de los que vale una silla -en torno a los 3.000 euros-, se echan para atrás», explica Miriam. Su objetivo es que Carpetanos participe en todas las competiciones nacionales, incluido el campeonato de comunidades autónomas los días 10 y 11 de febrero en Toledo.

Para entonces, Miriam estará muy atenta a todos los jugadores que compitan, ya que este miércoles se estrena como delegada de la selección española de rugby en silla de ruedas en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés (Barcelona). Y Carpetanos seguro que tendrá mucho que enseñar.

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