Christian Epitié sueña con ser independiente

El mejor atleta discapacitado intelectual de Castilla-La Mancha vive una odisea cada vez que se traslada a Toledo para entrenar. La pésima conexión con Chozas de Canales tiene la culpa

Christian Epitié en las pistas deportivas de Chozas de Canales, el pueblo toledano en el que vive desde hace once años Luna Revenga
Juan Antonio Pérez

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No es por presumir, pero Christian Epitié Lozano (Móstoles, 1998) siempre ganó todas las carreras escolares en las que participó. Eso fue así desde que era un niño, aunque a nadie pareció importarle. Por tanto, lo más fácil es que hoy su vida fuera más o menos esta: jugar al fútbol en las pistas de su pueblo, Chozas de Canales , correr aquí y allá, sin otra expectativa que la de crecer, ver pasar el tiempo y, sobre todo, no pensar en el futuro.

Sin embargo, hace tres años una llamada cambió su destino. A un lado del teléfono, Ana, la orientadora del instituto «Blas de Prado» de Camarena en el que estudiaba Christian. Al otro, Ricardo Bolaño, educador y entrenador deportivo en Apanas (Asociación Provincial de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y Dificultades del Desarrollo).

- Oye Ricardo que aquí en el instituto tenemos a un chico que es discapacitado intelectual y corre mucho.

- Pues díle que se venga un día a Toledo y le vemos Ana.

Así debió de ser la conversación que mantuvieron los dos educadores en la primavera de 2015 y que acabó con aquel chaval introvertido de 17 años en la pista de atletismo de la Escuela de Gimnasia de la capital regional. Lo que allí vio Ricardo le dejó con la boca abierta: no es que Christian corriera mucho, es que nunca en su vida había visto a un discapacitado intelectual correr tanto.

Esta no es una historia de deporte. O no solo. Es el relato de cómo el deporte puede modelar a una persona y ayudarle a crecer en millones de aspectos.

«La primera vez que le vi era totalmente distinto a cómo es ahora. Estaba con la cabeza gacha, con las manos sin energía, no sé… ahora tiene más autoestima, más confianza en sí mismo, ha conseguido mucha más autonomía...», explica a ABC Ricardo, uno de los dos entrenadores de Christian. Eva, la madre del atleta, está de acuerdo y aporta otro matiz, no menos importante. «Desde que tiene novia...», dice, y mira a su hijo sonriendo.

Con 20 años, Christian Epitié Lozano es el mejor atleta discapacitado intelectual de Castilla-La Mancha y uno de los mejores de España. Hace tres años, en una de sus primeras competiciones, se proclamó campeón de España de 100 y 800 metros, y fue segundo en salto de longitud. Hace unas semanas participó en los Europeos de París, quedando cuarto en los 400 metros (hizo un tiempo de 51.56, su mejor marca) y quinto en los 800 metros (hizo 2.05.67, aunque ha corrido por debajo de los dos minutos).

Pudo haberlo hecho mejor, pero en los 400 metros no oyó el disparo de salida y arrancó más tarde que sus rivales. «No estuve concentrado, o sí, pero no oí el disparo», explica. Christian estuvo una semana en París y lo que más le gustó fue la Torre Eiffel, aunque se quedó con las ganas de ver el estadio del Parque de los Príncipes, donde juega el PSG.

Christian también juega al fútbol y ha sido varios años campeón de España de fútbol-7 con Apanas Luna Revenga

Además del atletismo, Christian ha sido varios años campeón de España de fútbol-7 con Apanas, jugando de delantero. En todos los torneos fue elegido el mejor jugador. Ricardo está seguro de que, por nivel, «podría jugar en Tercera División».

«Parecía un pulpo»

Christian nació en Móstoles y desde el primer momento su madre, procedente de Guinea Ecuatorial, se dio cuenta de que algo iba mal. Más que nada porque a los ocho meses de embarazo, los médicos le dijeron que había que sacar al feto de inmediato o podían morir los dos. El pequeño estuvo un mes y medio en la incubadora. «Parecía un pulpo, de todos los cables que tenía», recuerda Eva.

«Piensa como una persona que tuviera dos años menos», añade sobre su hijo, cuya discapacidad se define con el nombre genérico de «retraso». «Se olvida de muchas cosas y no sabe distinguir el valor del dinero», sigue contando, y menciona cómo un día le mandó a comprar cebollas con cinco euros: a pesar de que un kilo cuesta apenas un euro, Christian llegó a casa sin dinero, pero con cebollas para un regimiento.

Desde hace once años viven en Chozas en Canales con la abuela y un hermano pequeño. La rutina diaria de Christian hasta Toledo es una odisea que no deja en buen lugar a las administraciones.

Por la mañana coge el autobús a las nueve (ahora no porque es verano) para estudiar en el colegio «Ciudad de Toledo», de Educación Especial, donde tiene clase de diez a tres de la tarde. Tras comer allí y tener unas horas libres, entrena en la Escuela de Gimnasia a las órdenes de Alberto Hornillos con el Club Atletismo San Ildefonso (salvo los martes, que lo hace con Apanas). Todo bien, si no fuera porque la vuelta al pueblo es un galimatías: el último autobús a Chozas desde Toledo sale a las seis de la tarde y Christian no puede cogerle.

Así que la unica solución que tiene es subirse a un autobús, sí, pero con dirección a Madrid. Al llegar a la capital de España, a plaza Elíptica, toma un tren que le deja en la estación de Méndez Álvaro y hace transbordo para coger otro autobús con el que vuelve a Chozas. Cuando completa la ruta son las once y media de la noche .

Al preguntar en el Ayuntamiento, la alcaldesa, Ana María Baltasar, responde a ABC que han informado de ello tanto a la Junta de Castilla-La Mancha como a la empresa encargada del servicio de transporte, pero esta contesta que «no hay demanda suficiente».

Ahora mismo, Christian recibe una subvención de la Junta para deportistas de élite de algo más de 3.000 euros al año

Ahora mismo, Christian recibe una ayuda de la Junta de algo más de 3.000 euros al año. Una subvención para deportistas de élite. Puede parecer poco, pero es que hasta hace nada ni siquiera contaba con ella. Eva recuerda que el primer año que su hijo empezó a correr más en serio, en el instituto hicieron un «crowdfunding» para que pudiera ir a las competiciones. En el Ayuntamiento también le han ayudado con material deportivo.

Sin embargo, la clave es el transporte. Si hubiera alguna forma de ahorrarle a Christian tanto trajín de autobuses y trenes... Ricardo Bolaño hace un «llamamiento» a posibles patrocinadores: «Ayudarle al final sale rentable. Él acaba de empezar en esto, tiene mucho potencial y lo que hace está teniendo difusión».

En un futuro cercano, Christian podría obtener una beca en la residencia madrileña «Joaquín Blume», donde entrenan los más grandes deportistas del país. Allí seguro que prepararía mejor sus próximos retos: los Europeos en pista cubierta de Estambul o el Mundial al aire libre de Australia. Su sueño, claro, son los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020.

Christian, ¿cómo imagina su vida dentro de unos años?

A mí me gustaría ser independiente. Me gustaría tener mi coche, mi casa, vivir con mi novia…

Su madre arquea las cejas y confiesa que no le ve capaz. Ricardo Bolaño le recuerda que tampoco le veía capaz de coger un autobús en Toledo. Entonces sí, la madre admite que su hijo le está sorprendiendo. Y todo gracias al deporte.

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