Toledo, 20 años remontando

Los accesos mecánicos a la zona antigua de la ciudad han sido obras destacadas para la mejora de la movilidad

Con el ministro Montoro en la inauguración, el alcalde, José Manuel Molina; el exalcalde, Agustín Conde, y Juan Ignacio Zoído H. Fraile

A.M.

Desde el punto de vista de la accesibilidad, cuando se habla de una ciudad como Toledo, situada encima de un rocoso promontorio, tiene mucho que ver con el sentido de la conquista. Y eso también en situaciones muy dispares, como han sido históricamente los episodios bélicos de defensa de un sitio que se quería hacer inexpugnable como en el caso contrario de la convivencia cotidiana para hacer posible un mejor acceso.

En este último aspecto, los habitantes de Toledo han tenido que ir solucionando como mejor han podido el mejor acceso hasta la zona histórica, desde hacer llegar servicios básicos como el agua o los alimentos por sus empinadas cuestas hasta su propia movilidad.

La llegada del automóvil ya precipitó la búsqueda de esos nuevos pasos, adecuando, por ejemplo, toda la zona de la Cornisa, desde entonces una especie de variante sur de la ciudad.

Pero había que ir un poco más allá en la búsqueda de soluciones arquitectónicas que permitieran al viandante conquistar las calles históricas por donde hasta ahora había sido imposible. Y eso llegó con los remontes ideados a finales del siglo pasado mediante la instalación de escaleras mecánicas, un artilugio inédito en la ciudad salvo en la ya mítica y desaparecida galería de ocio nocturno del Miradero.

El primer remonte, que como era natural en la ciudad no estuvo exento de polémica como suele ocurrir cuando se afronta algún proyecto novedosos que modifique el tradicional enfoque paisajístico, fue el de las escaleras del paseo de Recaredo, del que este año se han cumplido 20 años, pues su inauguración de produjo el 19 de junio del año 2000.

Hoy día, esa línea quebrada que se dibuja por la ladera a los pies del edifico de la Diputación Provincial, salvando un desnivel de 36 metros, es una de las obras más exitosas y que mayores satisfacciones han dado a los peatones, que ven así una aproximación a otros barrios y pueden evitar de manera mucho más cómoda el antiguo recorrido por la Puerta de Bisagra o por la del Cambrón, algo que se traslada también a los miles de visitantes.

Arquitectura adaptada

Obra de los arquitectos Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña, este remonte se compone de seis tramos de escaleras mecánicas adaptadas al terreno salvando la antigua muralla y que, en vía ascendente, permiten al usuario ir tomando perspectiva aérea del horizonte de la ciudad, especialmente la Vega Baja, Santa Teresa y los barrios más alejados de La Legua, Valparaíso y Vistahermosa. Su coste, en la mayor parte con financiación europea, supuso una inversión aproximada a los 1.700 millones de pesetas, siendo desarrollado por la Empresa Municipal de Suelo y Vivienda como proyecto dentro del Plan Especial del Casco Histórico de Toledo.

Morbo político

Desde el punto de vista político, su inauguración hace ahora veinte años tuvo también su morbo. La realización de la obra, con todo el debate social y político que conllevó, corrió a cargo del equipo de gobierno municipal que presidía un joven alcalde del PP como fue Agustín Conde y su concejal de Urbanismo, Leandro Esteban .

El asunto es que el destino político quiso que el alcalde bajo cuyo mandato se inauguró, y así reza en la placa de inauguración colocada a pie de escaleras, fue José Manuel Molina , rival interno de Conde. Molina ganó las elecciones en mayo y solo un mes después estaba inaugurando este remonte mecánico acompañado por el entonces ministro Cristóbal Montoro .

También hay que recordar que esta importante obra fue impulsada desde un ayuntamiento del PP mientras el gobierno autonómico seguía presidido por el socialista por José Bono , que había nombrado como consejero de Obras Públicas a quien luego sería alcalde y más tarde presidente de la región, Emiliano García-Page . Precisamente, Agustín Conde se quejó de que la Junta nunca ayudó financieramente este proyecto arquitectónico, que pudo salir adelante por el apoyo de la Diputación, presidida en aquellos años por el «popular» Miguel Ángel Ruiz-Ayúca r, ya fallecido.

Nuevo proyecto

Este tramo de escaleras mecánicas de Recaredo y su excelente aceptación y resultado fue el acicate para aplicar el mismo sistema de accesibilidad en otro lugar emblemático de la ciudad: el Miradero. Se trataba en este caso de comunicar dos zonas y además facilitar la entrada por una parte del Casco Histórico que comunica de forma directa con dos estaciones de llegada de pasajeros, la de autobuses y la del ferrocarril.

De su inauguración se cumplieron seis años el pasado día 9 de este mes de septiembre. Pero su proceso de construcción estuvo jalonado de muchas dificultades hasta su terminación.

Fue en marzo de 2010 cuando el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barred a, y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, presentaron en la plaza del Granadal de Toledo el proyecto de «un nuevo remonte mecánico que siendo sumamente respetuosos con la arquitectura de la ciudad Patrimonio de la Humanidad inyectará vida al casco histórico de la capital». Para ello, el Consejo de Gobierno de la Junta aprobó una inversión de 8,4 millones de euros.

García-Page, Cospedal y otras autoridades en la inauguración del remonte en 2014

Las obras comenzaron pero las dificultades surgieron y más con el cambio de gobierno en la Junta tras el triunfo de María Dolores de Cospeda l, lo que aumentó la confrontación con el gobierno municipal de García-Page.

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