José Zárate estrena en Toledo la primera obra de la serie «Miradas de Polo»

La composición dialoga con diversas obras de arte de la colección del mecenas cubano

Zárate entrega a Roberto Polo su partitura ante el retrato del coleccionista E. Pita

ABC

Ha sido un acto simbólico, la interpretación y grabación de Mirada de Polo y Vanriet , la primera partitura de las siete que integran Miradas de Polo (2019-2021), obra musical aún inconclusa del compositor José Zárate , como adelantó ABC. El clarinetista Gustavo Duarte , solista de la Orquesta Sinfónica de RTVE, y la partitura se encontraron por vez primera con el retrato Roberto Polo , obra al óleo del artista flamenco Jan Vanriet , que es la introducción a la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO) en su sede de Toledo (Paseo del Miradero).

Esta primera parte de la obra musical, un homenaje al coleccionista , estaba programada para ser estrenada en concierto público el pasado mes de marzo, primer aniversario del museo. «Entonces sucedió lo inimaginable (la pandemia) y el concierto hubo de ser suspendido –explica el compositor–. Pero el virus no iba a doblegar mi libertad creativa, y seguí componiendo durante estos meses, hasta crear un total de siete partituras. Me ilusiona que la primera de ellas se interprete antes de que termine el fatídico año 2020».

Polo escucha la obra E.Pita

Roberto Polo, cuya trayectoria vital y biografía, es bisnieto del célebre Maestro Chané, compositor gallego exiliado a Cuba, le emparentan directamente con la música, visiblemente afectado por las notas del clarinete dio las gracias al compositor y recordó el poder curativo que tiene la música para el ser humano.

Zárate le hizo entrega de una copia manuscrita y dedicada de esta primera partitura de la obra completa . Siete en total integran Miradas de Polo, 7 works for instruments and chamber music , cada una de ellas compuesta para un instrumento solista (a excepción de la tercera, para cuarteto de saxofones, y la quinta, que aúna piano y voz), en diálogo con obras concretas de la colección , elementos vehiculares de la verdadera inspiración, que es la colección como creación de Roberto Polo, a quien va dirigido el homenaje: «A Roberto Polo coleccionista y mecenas».

«Hacía tiempo que sentía la inquietud de dialogar con las artes plásticas, obras espaciales que entablaran una dialéctica con el lenguaje de la música; un diálogo musical subjetivo entre el espacio de la pintura y el tiempo de la música. Algo que hasta ahora solo había experimentado con artes que también se desarrollan en el tiempo, como la danza, la literatura o la declamación teatral«».

No se trata de un encargo, ni siquiera de una petición . «No, cuando estaba sintiendo esa necesidad creativa, en ese mismo momento –continúa Zárate (Madrid, 1972), pianista y uno de los compositores más reconocidos hoy en el panorama nacional ; doctor en Historia y Ciencias de la Música, académico de las Artes y las Ciencias de la Música de España–, fue providencial conocer a Roberto Polo, una personalidad con una fuerza interior y un campo magnético arrolladores . Y con este aliciente, buceé en su criatura, que es su colección. La visité varias veces y me sentí muy ligado a su concepto artístico. Y elegí siete obras para dialogar no exclusivamente con ellas, sino con aquel que fue capaz de hacerlas suyas y crearles este espacio que es la colección».

Siete obras que, por orden, serían el mencionado retrato de Jan Vanriet, Red Roosenary de Maria Roosen (para flauta solo), los polípticos Swimming Pool y Flag Shadow de Peter Van Gheluwe y el Atlante de Bruno Ceccobelli (para cuarteto de saxofones), el octáptico Holzwege de Rosella Vasta (para oboe), las Féminités de Pierre-Louis Flouquet (para voz y piano), Rounding the Cape de Karen Gunderson (para violonchelo) y una séptima para ensemble que está en proceso de creación.

Con la marina negra de la artista estadounidense Karen Gunderson (cuyo título puede interpretarse como «cruzando el umbral«) quiere Zárate homenajear a los fallecidos «durante» la pandemia . Se titula Canto ausent e y es « una partitura muy sentida en memoria del músico Fernando Egea , donde el dolor y la ausencia conviven con la esperanza, porque la esperanza en la música es imprescindible».

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