EN PRIMERA LÍNEA-COVID-19
«En cuanto cerré Tabordo pillé el virus, pero ahora hay que luchar»
Entrevista con Ángel Mora Martín, empresario de hostelería de Toledo
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Iniciar sesiónDinámico y emprendedor, Ángel Mora Martín, de 62 años, piensa que con la crisis que ha traído el coronavirus «hay que reinventarse y luchar por salir adelante». Propietario del Restaurante Tabordo (antiguo merendero junto al Tajo del que se hizo cargo hace 21 años) y las tres pizzerías Pastucci de la ciudad de Toledo, este conocido empresario cuenta que «me pilló el virus al día siguiente de cerrar el restaurante» y empezó con los síntomas, 19 días con fiebre y dolores, pero sin afectación pulmonar. «A mi mujer sí le afectó, tuvo neumonía y ha estado ingresada 13 días, pero ya está bien, con mucha fuerza y ganas de seguir adelante».
Tras medio centenar de días con la puerta de los negocios cerrada, Ángel ve difícil la situación que se avecina, «primero, por el miedo que va a haber a entrar en sitios cerrados », y después por, a su juicio, la indefinición de las medidas implantadas por el Gobierno para la desescalada en este sector.
El empresario saluda que se haya ampliado del 25% al 50% la capacidad de ocupación de las terrazas, aunque matiza que «no hay una entrada económica suficiente para resistir». Y luego están los ERTE, «que no está claro todavía si puedes rescatar a una parte de los empleados, o tienes que rescatar a todos , o si puede hacerse por horas; estamos a estas alturas así».
Él abrirá el 11 de abril, por supuesto . «En Tabordo sí porque la terraza es muy grande, arriba hay 14 mesas y abajo 12, con lo que podremos tener 13 en total. Será rentable siempre que no tenga que rescatar del ERTE a todos los empleados ; si no, es inviable. Al principio será complicado que todo el mundo salga a la calle, pero vamos a ponernos en el mejor de los casos. Con uno o dos camareros y dos personas en la cocina, podría ser».
En cuanto a las pizzerías Pastucci, el pasado viernes abrieron el servicio a domicilio y desde este lunes la gente puede acercarse a comprarlas en persona. Y a partir del 11 de abril, estarán disponibles cinco mesas (de un total de 10) en la terraza de la calle Dublín. « Yo vivo de esto, soy autónomo, tengo que abrir , hay que pensar y reinventarnos un poquito», subraya este empresario. Su nivel de optimismo es superior a la media en este sector. Él comprende a sus colegas: «Los negocios pequeños lo tienen muy difícil».
La pizzería del Casco Histórico (calle Sinagoga, 10) es también muy pequeña y no tiene terraza, «y ahí te planteas si abrir o no, pero voy a echar un órdago y voy a pedir una terraza . Con unos horarios en que no molestemos a los vecinos, que tienen todo el derecho al descanso, vamos a hacer un proyecto bonito de terraza».
Ayer mismo, el proyecto se presentó en el Ayuntamiento. «A ver si son comprensivos», dice cruzando los dedos.
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