El milagro de los caballos

El exguardia civil Román David Gómez, en silla de ruedas tras un tiroteo, cuenta a ABC su «relajante» experiencia con la hipoterapia

Román David Gómez, a lomo del caballo ABC

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A sus 42 años, el exguardia civil Román David Gómez, en silla de ruedas desde 2013 tras un tiroteo en un atraco, ha montado por primera vez a caballo. «Al bajarme, noté como si me hubiese quitado diez kilos; me sentía como una pluma», cuenta a ABC este exagente, a quien un delincuente dejó parapléjico al dispararle desde una corta distancia .

Román pudo hacer uso de la hipoterapia (el caballo como herramienta terapéutica) cuando estuvo ingresado en el Hospital Nacional de Parapléjicos, en Toledo, donde pasó varios meses después del tiroteo. Sin embargo, unas escaras en el sacro se lo impidieron entonces. Ahora, gracias a la Asociación Española de Esclerosis Múltiple de Toledo (Ademto) ha tenido la oportunidar de probar la terapia asistida ecuestre y ha quedado encantado. «De toda la vida, los caballos me han causado mucho respeto, los veía muy grandes y nerviosos, pero luego no ha sido para tanto», afirma.

La experiencia la vivió en Hípica Toledo, un picadero en la capital de Castilla-La Mancha que gestiona José, el hijo de José Bono. Los 86 kilos de peso de Román no fueron un obstáculo para que lograra subir a lomos de un caballo y ponerse a horcajadas. «Este centro está especializado para gente con movilidad reducida y tienen una rampa para llegar en la silla de ruedas hasta la altura del lomo del caballo», relata Román. Unos voluntarios de Telefónica le ayudaron a colocarse sobre la silla de montar, que lleva dos agarraderas, una a cada lado, para sujetarse. «Pensaba que iba a ser complicado e iba un poco tenso -admite-, porque no sabía cómo iba a reaccionar el caballo, veterano y que había sido campeón de saltos de obstáculos. Pero luego resultó ser un animal muy noble».

Ya listo, el paseo a caballo, guiado por un profesional y acompañado por dos voluntarios, duró quince inolvidables minutos. Se le hizo corto. «Mueves músculos y huesos que yo no puedo mover por mi minusvalía, como la cadera. También te mueve el aparato digestivo, por lo que la hipoterapia viene bien para problemas gastrointestinales y más en mi caso, ya que, cuando voy al baño, necesito la ayuda de supositorios. Y esta terapia te ayuda para la espasticidad [contracción muscular refleja exagerada, provocada por el estiramiento brusco del músculo], porque te relaja». Tales fueron las buenas sensaciones que Román se bajó el caballo «como si me hubieran quitado diez kilos; me sentía como una pluma». Y esa noche durmió de un tirón.

Quiere repetir esta terapia, que Román recomienda encarecidamente a la gente con minusvalía como la suya, pero se le olvidó preguntar si el picadero tiene algún abono para montar a caballo. «Llamaré por teléfono cualquier día de estos».

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