ENTREVISTA

Julia Navarro «Las mujeres siempre hemos pagado un alto precio por conseguir cuotas de libertad»

La autora madrileña ha presentado en Toledo, a las 19.00 horas en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, su última novela, ‘De ninguna parte’

Mariano Cebrián

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Han pasado casi tres años de la última visita a Toledo de Julia Navarro (Madrid, 1953) para presentar una de sus novelas. En 2019, pandemia de coronavirus mediante, lo hizo con su anterior obra, ‘ Tú no matarás ’, y este lunes lo ha hecho a las 19.00 horas en la Biblioteca de Castilla-La Mancha con De ninguna parte ’ (Plaza & Janés), un viaje a los confines de la conciencia de dos jóvenes, Abir y Jacob, cuyas vidas se cruzan en un campo de refugiados en el sur del Líbano. Ambos, eternos exiliados de sí mismos, se encontrarán años después en Bruselas con el terrorismo islamista como telón de fondo. El peso del pasado, la venganza, el desarraigo, el multiculturalismo, la xenofobia, el papel de la mujer o el de los medios de comunicación son los ingredientes de esta historia con un final explosivo que no dejará a nadie indiferente.

Los dos protagonistas de su novela tienen muchas cosas en común, pero reaccionan de manera diferente a sus circunstancias. ¿Cree que cada uno responde a su manera a uno de los pilares de la teoría filosófica de Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mi circunstancia»?

Yo siempre creo en la libertad del hombre, que tiene la última palabra para decidir su destino, pero qué duda cabe que las circunstancias pesan y nos condicionan. No es lo mismo nacer en un campo de refugiados en El Líbano que en París. No es lo mismo criarse en una familia de clase media que ser un refugiado que llega hasta a un país con lo puesto.

Ambos personajes, debido a esas circunstancias, tienen un profundo desarraigo y, de ahí, el título de la novela. ¿No cree que este sentimiento está más presente ahora en un mundo tan deslocalizado y globalizado como el actual?

Este es el leitmotiv de 'De ninguna parte' y de mis novelas, en general. En la actualidad hay millones de personas que, a causa de las guerras o de la miseria, tienen que dejar sus países de origen y marcharse a otro lugar. Ello conlleva tener que cambiar de lengua, pero también adquirir nuevas costumbres, otros códigos de valores y de conducta, algo que no siempre es fácil de gestionar. Por lo tanto, el desarraigo es una de las señas de identidad de este siglo y a veces no hay una mirada de generosidad o de solidaridad hacia quienes llegan a vivir entre nosotros.

Como defiende alguno de sus personajes, el multiculturalismo no está dando los frutos esperados. ¿Cree que está todo perdido?

Hay que distinguir entre lo que es cultura y lo que son costumbres. Yo no creo en el choque de culturas porque la cultura es la poesía, la música, la pintura o cualquier manifestación del arte, y todos tenemos la mente más abierta hacia estas expresiones culturales de los demás. Pero otra cosa son las costumbres y los valores, que es donde se producen los choques entre unos y otros.

Fruto de ello son los mensajes, cada vez más radicales, populistas, demagógicos y xenófobos, a lo que se suman las redes sociales como caldo de cultivo perfecto. ¿Cómo se puede luchar contra ello?

Con educación y valores sólidos, que son los que deben enseñarse en casa y en la escuela, como son los derechos humanos, el respeto al otro y el humanismo, que es la esencia europea y se nos olvida porque quedó trastocada tras la crisis económica del 2008. Hemos de tenerlo más presente porque a esta civilizada Europa se le debería caer la cara de vergüenza por acoger campos de refugiados dentro de nuestras fronteras, como ocurrió tras la crisis de Siria.

En este sentido, ¿qué le parece el discurso de Vox?

A mí me parecen repugnantes los mensajes xenófobos. Todos los seres humanos somos iguales. Podemos hablar un idioma distinto, podemos rezar a un dios distinto, podemos tener costumbres distintas, pero al final compartimos la esencia de la humanidad. Por eso, discursos como los de Vox nos deberían preocupar y los deberíamos combatir como sociedad, y también individualmente.

El papel del periodismo

Aunque haya excepciones y algún bruto siga la línea de Vox, creo que los medios de comunicación no suspenden esta asignatura. Tengo la sensación, por los periódicos que leo y los mensajes que escucho, de que normalmente los periodistas intentan analizar el fenómeno migratorio y el drama humano que supone la inmigración.

Otro de los temas que se toca en su novela es el papel de las mujeres en el mundo islámico. ¿Cree que puede haber algo de esperanza de cambio para ellas?

Todas las mujeres, no importa en qué país o civilización, siempre hemos tenido que pagar un precio muy alto por conseguir cuotas de libertad que nos permitan gestionar nuestra propia vida. Así, hay lugares aún donde las costumbres tienen relegada a la mujer a un papel, ya no secundario, sino prácticamente inexistente. Por eso, muchas de ellas, cuando vienen a Occidente, descubren que hay otras formas de vivir y que tenemos las riendas de nuestras vidas. Por eso, hay mujeres que deciden liberarse y se producen choques en el ámbito familiar.

'De ninguna parte' salió a la venta justo en el momento de la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán, escenario que aparece en la novela como el mayor centro de formación de integristas islámicos. Ya lo ha criticado varias veces. Pero, ¿qué opinión tiene al respecto de esa decisión?

La salida de las tropas estadounidenses de Afganistán no fue precisamente heroica, sino vergonzosa. Han dejado abandonados a los afganos, puesto que la presencia occidental había abierto pequeñas rendijas al cambio y a la libertad en el país, pero de la noche a la mañana Estados Unidos decide que se marcha y los talibanes llegaron a Kabul (capital) como el que sale de excursión.

'Dime quién soy' se convirtió en un producto audiovisual con el que, según ha reconocido, tuvo un sentimiento «agridulce». ¿Ha tenido alguna otra propuesta para llevar a la pantalla alguna de sus novelas?

No. Conversaciones con la editorial, sí, pero no han pasado de eso. Aun así, en estos momentos no entra en mi agenda volver a pasar por esa experiencia.

Usted siempre ha sido crítica contra los prejuicios sobre la literatura comercial. Pero, ¿qué opinión le merece el fenómeno Carmen Mola?

Me parece un fenómeno muy interesante y no entiendo por qué se rasgan las vestiduras al conocer que detrás de Carmen Mola había tres hombres, cuando son tres autores con experiencia y con talento que han sido capaces de crear unas historias que han cautivado a miles y miles de lectores en todo el mundo. Felicidades y un aplauso por mi parte.

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