El arzobispo de Toledo en la Puerta de Reyes
El arzobispo de Toledo en la Puerta de Reyes - LUNA REVENGA
SOLEMNE APERTURA DEL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA

El arzobispo abrió la Puerta de Reyes ante 4.000 fieles de la diócesis

Cientos de estandartes de Hermandades y Cofradías participaron en la procesión con el Cristo de la Vega portado en andas

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El arzobispo de Toledo y Primado de España, Braulio Rodríguez Plaza, abrió este domingo por la tarde la Puerta Santa de la catedral primada, —también llamada Puerta de Reyes—, en la apertura diocesana del Año Santo de la Misericordia, una celebración multitudinaria que congregó a cuatro mil fieles. Con el arzobispo toledano concelebraron la ceremonia el obispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández Collado, y el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio Castro, así como los miembros del Cabildo Primado y un centenar de sacerdotes.

Los actos comenzaron en la parroquia de Santo Tomé, donde dio comienzo la procesión hasta la catedral, en la que participaron varios centenares de estandartes de Hermandades y Cofradías de toda la archidiócesis y en la que se portó, sobre andas, la imagen del Cristo de la Vega.

Tras la apertura de la Puerta Santa, el arzobispo presidió la santa misa en la catedral primada. En su homilía, el primado lamentó la situación espiritual de los hombres y mujeres de la sociedad actual, «al dejar al borde del camino mucha gente que ha de ser ayudada a continuar la marcha».

Como ejemplo de ello habló de «los que han perdido sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida». «Algunos viven el drama del aborto con una conciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de este tipo. Otros muchos, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino donde ir», dijo.

«Por eso, el drama existencial y moral que viven tantas personas nos ha de impulsar a acercarnos, salir a ellas y evitar que pierdan la esperanza. Es nuestra tarea. El perdón no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando hay un deseo profundo de acercarse a la confesión para obtener la reconciliación con el Padre», argumentó.

«Creo que nuestra actitud en este Año Santo de la Misericordia tiene que ver más con recoger al corazón, bajo la moción del Espíritu Santo, habitar la morada del Señor que somos nosotros mismos, despertar la fe para entrar en la presencia del aquel que nos espera, hacer que caigan nuestras máscaras y volver nuestro corazón al Señor que nos ama, para ponernos en sus manos como una ofrenda que hay que purificar y transformar», concluyó.

Los presentes en el multitudinario acto celebrado por las calles de Toledo comentaban la emoción sentida al ver portada en andas la imagen del legendario Cristo de la Vega, con su brazo descolgado, una imagen que recorrió por primera vez las calles toledanas el 3 de abril de 1928, Martes Santo, cuando con las primeras horas de la noche cayendo sobre la Vega del Tajo, subió desde su basílica hasta la catedral por la puerta Bisagra, Armas, plaza de Zocodover, Comercio, Hombre de Palo, Arco de Palacio para entrar en el templo primado por la puerta Llana.

Estuvo acompañado por Jesús Nazareno de la hermandad de sacerdotes y la Dolorosa de la iglesia de Santa María Magdalena, y desde entonces ha participado todos los años en la Semana Santa toledana, haciéndolo desde 1967 en la primera hora de Viernes Santo. El pasado sábado se abrió el año jubilar en Ciudad Real y Albacete y ayer, junto a Toledo, lo hicieron Cuenca y Sigüenza-Guadalajara.

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