La escritora madrileña Almudena Grandes
La escritora madrileña Almudena Grandes - ABC

Almudena Grandes: «En España la sociedad civil va muy por delante de la clase política»

La escritora madrileña ha recibido en Toledo el premio «Abogados de Atocha» 2015 otorgado por CCOO en Castilla-La Mancha

Toledo Actualizado: Guardar
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Esta ha sido una semana grande para la escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960), por lo que a reconocimientos se refiere. Al nombramiento el martes de su pareja, el también escritor Luis García Montero (Granada, 1958), como Hijo Predilecto de Andalucía, ahora se suma el premio «Abogados de Atocha» que le concede a ella el sindicato CCOO de Castilla-La Mancha en Toledo.

-Usted ha recibido numerosos reconocimientos por su obra literaria. Pero, recibir un premio que lleva el nombre de unas personas que dieron su vida por los demás, ¿qué supone para usted?

-Es muy especial por el nombre que lleva y, más que un premio, es un compromiso que yo adquiero como una muestra de afecto o un reconocimiento a lo que yo he podido aportar con mi trabajo.

No creo que nadie que reciba este galardón puede dejar de trabajar por los valores que representa: el gran esfuerzo y la lucha de mucha gente durante largos años.

-Echando la vista cuarenta años atrás, a la noche del 24 de enero de 1977, ¿qué supuso la matanza de los abogados de Atocha para la historia de España?

-Fue una demostración sangrienta, feroz e indiscutible de la importancia que había tenido la lucha antifranquista para la consecución de la democracia y de la fragilidad del incipiente sistema democrático. El asesinato de los abogados de Atochó demostró que había que tomarse en serio la violencia ultraderechista y había que reconocer que la democracia española, que era muy frágil, necesitaba una determinación importante para consolidarse. En este sentido, creo que fue un acontecimiento muy triste y luctuoso, pero que dio un impulso enorme al sistema democrático en España. Estos cinco abogados laboralistas asesinados, que dieron su vida por ayudar a los demás, fueron el culmen de una semana que se cobró previamente otros dos asesinatos de estudiantes.

-Cuarenta años después las cosas han cambiado. Pero, ¿puede guardar la situación actual algún paralelismo con esos primeros años de democracia o no?

-Creo que no. Es verdad que la democracia española tiene déficits y es singular porque proviene de una dictadura fascista, la única de Europa occidental, junto con la portuguesa, que perduró en el tiempo durante 30 años después de la II Guerra Mundial. España fue una anomalía histórica porque circulaba en la dirección contraria a la del resto de Europa. Sin embargo, con todas las taras que tiene la democracia española y con todos los asuntos que no se han resuelto adecuadamente, no creo que actualmente estemos en una situación semejante a la de los primeros años de la Transición. Los abogados de Atocha murieron a manos de pistoleros de la extrema derecha que contaban con la connivencia de policías, militares y políticos. Su muerte fue una manifestación de la resistencia que los poderes de la dictadura ejercían para no abandonar su hegemonía.

Multitudinario entierro de los cinco abogados laboralistas asesinados
Multitudinario entierro de los cinco abogados laboralistas asesinados - ABC

-Usted que conoce tanto esa época, ¿qué hay de cierto en la posible implicación en el asesinato de los abogados de Atocha de la CIA, a través de la organización Gladio, de la que formaba parte Carlo Cicuttini, uno de los asesinos?

-Esta es una maraña que no se ha desentrañado todavía. Es evidente que Gladio tuvo mucho que ver en los conocidos sucesos de Montejurra (Navarra) en 1976, pero yo tengo la impresión de que en los asesinatos de Atocha se juntaron varios factores. Por un lado, estaban los guerrilleros de Cristo Rey y los pistoleros de extrema derecha que campaban a sus anchas por las calles de Madrid, cuya violencia pudo ser incentivada por organizaciones más complejas, como fueron Gladio o la Triple A. No sé hasta qué punto están claras las responsabilidades, pero la maraña no se ha desentrañado porque no se quiso y porque los responsables huyeron y les dieron permisos penitenciarios, y la posible implicación de la CIA es algo que no se ha podido investigar a fondo.

-Teniendo en cuenta que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, ¿podría repetirse hoy un hecho como aquel?

-A nivel internacional, en estos momentos, se habla de la «Internacional Ultraconservadora». Personas como Donald Trump, Viktor Orban (presidente de Hungría) o Recep Tayyip Erdogan (presidente de Turquía) lo que representan es una especia de fascismo 4.0, es decir, el fascismo de siempre con ropajes diferentes, que se comunica por Twitter y utiliza otro tipo de mensajes. La identificación entre Trump y Hitler, en la forma en la que ambos han llegado al poder, es indiscutible. Los mensajes «ahora sois pobres, pero yo os haré ricos» o «haré América grande otra vez», e incluso ataques a las minorías, forman parte de un discurso similar al que permitió a Hitler ganar unas elecciones. Esto es muy inquietante y esperemos que estos regímenes no tengan un desarrollo similar al que tuvo el nazismo o el fascismo.

Cristina Almeida, Manuela Carmena, Antonio Pedrol Ríus y Gonzalo Casado
Cristina Almeida, Manuela Carmena, Antonio Pedrol Ríus y Gonzalo Casado - ABC

-La actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, pudo haber muerto en estos hechos. Ahora es uno de los principales referentes de la izquierda. ¿Qué le falta a la izquierda de ahora para aglutinar los apoyos que tenía en los primeros años de la democracia?

-La izquierda está en el camino ahora, pero lo cierto es que pasa por momentos de crisis y está depauperada. A finales del siglo XX nos contaron que la Historia se había acabado y que ya no iba a haber más izquierdas ni derechas, y cuando comenzó el siglo XXI nos decían que los sindicatos eran inútiles porque ya íbamos a vivir en el tiempo del emprendimiento y del trabajo desde casa. Esta corriente de pensamiento que ha pretendido consagrar que las cosas iban a ser de otra manera han hecho mucho daño a la izquierda, que se ha suicidado en muchos países. La virulencia de la crisis económica ha sido mayor gracias a eso, ya que cuando comenzó no había trincheras y la gente no tenía donde resguardarse. La izquierda tiene que encontrar un discurso distinto o una forma diferente de contar lo mismo porque las cosas son muy parecidas ahora y sigue habiendo retrocesos o explotación laboral parecida a la del siglo XIX.

-¿Qué cree que le pasado a los sindicatos para haber perdido la fuerza que tenían en España?

-Los sindicatos han pagado el pato porque han soportado una campaña de descrédito muy fuerte y se les ha intentado desprestigiar de una manera brutal, y ello ha calado en una sociedad a la que ya se le decía que las organizaciones sindicales no eran necesarias. Yo, sin embargo, pienso todo lo contrario. Los sindicatos son ahora más necesarios, teniendo en cuenta la precariedad laboral. Pero han sucumbido a la leyenda de que eran instituciones antiguas provenientes del siglo XIX y se les ha acusado de corrupción, algo que en la mayoría de ocasiones no era verdad. Su labor ahora es cambiar su discurso para acercarse a la sociedad.

-Como se ve en su última novela, «Los besos en el pan» (Tusquets), ¿cree que deben ser los ciudadanos y los movimientos civiles lo que tomen las riendas de la política actual?

-En España, desde hace mucho tiempo, la sociedad civil va muy por delante de la clase política y la que va marcando el camino, como sucedió con el 15-M como caso más paradigmático. Lo que le queda a los partidos políticos, sobre todo a los de la izquierda, como Podemos o el PSOE, es estar a la altura de la sociedad civil.

-En «Los besos en el pan» hace un homenaje a los abuelos como mantenedores de la economía familiar, además de por ser los guardianes de los verdaderos valores de lucha y resistencia. ¿Cree que estamos en deuda con ellos?

-Por supuesto. A mí lo que me interesaba contar en esta novela era no solo la dimensión económica, que se da por hecho, sino también algo que se tiene menos en cuenta, que es la capacidad de los abuelos para pontificar a sus nietos. Yo muestro cómo en una familia asaltada por la crisis los abuelos no tienen miedo ni se ponen nerviosos porque las han pasado mucho peores y han conseguido salir adelante. Los mayores representan valores como la lucha, la capacidad de sacrificio e incluso la austeridad, que era una palabra de la izquierda como virtud y que ahora han tergiversado los poderes económicos para machacarnos.

-Volviendo al premio «Abogados de Atocha» concedido por CCOO en Castilla-La Mancha, ¿qué le parece que María Dolores de Cospedal retirara el apoyo a estos galardones cuando era presidenta de la región?

-No lo sabía, pero es una torpeza porque una organización como CCOO tiene un tamaño suficiente como para seguir celebrando estos premios, con su apoyo o sin él. Posicionarte en contra buena parte de tu sociedad o de tu región, sabiendo además que no vas a conseguir nada, me parece un poco torpe.

Valle de los Caídos
Valle de los Caídos - Reuters

-¿Y qué opina de que el Tribunal Supremo haya rechazado el recurso de Baltasar Garzón para trasladar los restos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera del Valle de los Caídos?

-En este tema yo tengo una postura diferente a la de mucha gente porque, en realidad, los restos en sí mismos tampoco tienen tanta importancia. En mi opinión, los españoles del futuro tienen derecho a conocer el Valle de los Caídos, saber cómo, por qué y para qué se hizo. Francisco Franco se gastó 1.400 millones de pesetas en un mausoleo en una época conocida como los años del hambre, cuando en las cartillas de racionamiento se consideraba alimento las cáscaras de cacahuete. Por eso, los nombres de Franco y José Antonio Primo de Rivera deben seguir ligados a este lugar. En mi opinión, yo le quitaría el culto, dejaría de ser un monasterio y lo convertiría en un museo de la memoria donde se viera qué significó el Valle de los Caídos.

-Y ya, por último, ¿queda mucho para que vea la luz «Los pacientes del doctor García», la que será la cuarta entrega de sus «Episodios de una Guerra Interminable»?

-Saldrá publicada la primera semana de septiembre porque ya lo he acabado y ahora estoy esperando a que pase un poco de tiempo para corregirlo.

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