Sor Juana Inés y su cocina en Almagro

El recetario de la escritora del Siglo de Oro y guisandera es la base del menú que servirá el Parador durante los días del Festival de Teatro Clásico

El guacamole es un plato que se ha convertido en un reclamo destacado en la cocina de fusión e innovación ABC
Francisca Ramírez

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Austera pero sabrosa. Pausada pero deliciosa. Con una capa de pobreza y ausencia de carne. Así era la gastronomía de Sor Juana Inés de la Cruz, la escritora, dramaturga y figura central del Festival de Teatro Clásico de Almagro que, del 4 al 28 de julio, rendirá este año un homenaje con una excepcional visión de su obra completa: teatro, música, poesía, astronomía y, por supuesto, su gastronomía.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 1648, actual México), fue una figura fundamental del país azteca en el siglo XVII. Nacida en un pequeñísimo pueblo, era hija natural del guipuzcoano Pedro de Asbaje e Isabel Ramírez. Gracias a sus inquietudes se convirtió años más tarde en la autora más importante de las letras mexicanas, que escribió poesía, teatro, autos sacramentales, prosa y filosofía, siendo la máxima exponente de la literatura novohispana del Siglo de Oro.

Por si esto fuera poco para una monja de San Jerónimo, también fue aficionada a la cocina, dedicando a este oficio algunas de sus mejores reflexiones y escribiendo un recetario culinario, obra que ha utilizado el Parador de Almagro para elaborar un menú que se servirá durante el festival y cuyo precio es de 42 euros, bebida incluida.

Los platos que se podrán degustar y saborear durante estos días fusionan esa cocina de meztizaje entre lo europeo y lo indígena. Se trata de un viaje en el tiempo a otros sabores, otros aromas y aliños que supo combinar muy bien Sor Juana Inés de la Cruz en las numerosas recetas que creó, mientras vivía en el convento. Se trata de unos platos que han marcado unos principios gastronómicos y que aún siguen vigentes entre los chefs.

Inspirado en el recetario del convento de San Jerónimo (Ciudad de México), escrito por la autora de « Amar es un laberinto » y « Los empeños de una casa », el Parador de Almagro lo hace suyo y lo combina con las recetas tradicionales de la cocina manchega.

Los platos del menú

El menú que los comensales y espectadores que acudan al festival de teatro van a poder saborear incluye varios entremeses, dos principales y un postre. Así, el arranque será con las berenjenas de Almagro, seña de identidad de la localidad, seguido de un mojete, ensalada típica manchega con tomate, cebolla, aceitunas y huevo. Como complemento, se podrá degustar la ensalada de nopal. Se trata de una planta que pertenece a la cultura prehispánica y que es un tipo de cactus, muy unido a la cocina diaria del país centroamericano.

Y, en este recetario no puede faltar el típico guacamole, un plato que mezcla el aguacate, el jitomate, la cebolla, el cilantro y la lima y que se ha convertido en un reclamo destacado en la cocina de fusión e innovación.

Por la parte manchega, los cocineros ofrecerán las croquetas de gachas, plato tradicional en muchas localidades de la región y que se elabora con harina de almortas al que se le añade panceta y picadillo de chorizo. Otra propuesta son las migas. Plato típico manchego compuesto de cebolla, pimiento, calabacín y tomate, productos del campo. Señalar que los tomates y el pimiento llegaron de América.

En este abánico de productos, se va a recuperar del recetario de Sor Juana Inés, los buñuelos de queso machego que se servirán sobre un pisto, elaborado con los productos de la huerta.

Tamales de frijoles refritos es otro de los reclamos. Se trata de un plato popular mexicano de origen indígena a base de harina de maíz.

Otra delicia que se incluye es un plato de camarón, muy popular en la cocina mexicana (en la española es más conocido como langostino) que se servirá con un salpicón y un puré de mango.

Emblema de nuestra cocina son las perdices al chocolate, aliño que también se utiliza en los moles mexicanos y que permite potenciar y dar brillo a los guisos.

La jericaya será la encargada de cerrar esta copiosa y sabrosa comida. Se trata de un postre creado por la escritora mexicana. Es un tipo de natilla al que se acompaña con las tradicionales flores manchegas y un refrescante sorbete de piña. Un repertorio gastronómico con el que la «décima musa» seguro que conquistará los paladares.

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