SOS por la Venta de Borondo, donde Don Quijote fue nombrado caballero

La Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego de Daimiel, gracias a la Fundación Soliss, inicia la reforma del edificio

Imagen de un atardecer con la vista del edificio de la Venta de Borondo AC Venta de Borondo

M. CEBRIÁN

«La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo». Así nos relata el capítulo IV de «El Quijote» el ánimo con que el ingenioso hidalgo emprendía su primera mañana tras haber sido armado caballero en una venta que él creyó castillo. Según algunos estudiosos de esta obra, como Tomás López en 1780, la venta en cuestión aún existe. Se llama Venta de Borondo y fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de «monumento» por la Junta de Castilla-La Mancha en diciembre de 2007, hace ahora casi diez años.

Situada en el límite de los términos municipales de Almagro, Manzanares y Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, aunque perteneciente a Daimiel, la Venta de Borondo o de la Pardilla es utilizada hoy como casa de labor y segunda residencia. Construida en el siglo XVI en el camino de Córdoba a Toledo , esta venta debió de alojar en más de una ocasión a Miguel de Cervantes cuando, trabajando como aprovisionador de aceite, trigo y cebada para la Armada Invencible, primero, y como recaudador en años siguientes, tuvo que patearse cientos de kilómetros por La Mancha y Andalucía.

La de Borondo, a diferencia de otras, tiene cierto aire de castillo con sus altos muros encalados y su torreón en uno de sus ángulos. Su aspecto debió de impresionar a Cervantes , que en la imaginación de Don Quijote dibujó «un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan».

Trabajos de encalado de los muros del patio interior del edificio AC Venta de Borondo

Cuatro siglos después de que se escribieran estas líneas, la Venta de Borondo es uno de los pocos edificios de este tipo que se conservan y sigue presentándose ante los ojos de quienes se acercan a ella ( carretera de Bolaños de Calatrava a Manzanares, kilómetro 7,200 ), como una construcción de planta rectangular, con dos plantas, un torreón en la esquina suroeste y tres patios, uno central de distribución que aún conserva un pozo con brocal y un abrevadero, todo en piedra labrada y con una fachada plateresca.

Futuro en peligro

Sin embargo, el futuro de este edificio podría estar en peligro, si no se actúa, debido al estado ruinoso que presentan algunas de sus partes. Para luchar contra ello y con la intención de concienciar a la sociedad de su importancia, en 2016 nació en Daimiel la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego , formada por unas 25 personas y 7 personas en su junta directiva.

«Nuestro objetivo de esta asociación es básicamente crear conciencia porque somos muy pequeños y no tenemos recursos materiales para abordar una rehabilitación integral del edificio», explica a ABC el presidente de esta asociación e ingeniero de edificación, David Cejudo. Mediante acciones concretas, como visitas o jornadas culturales, prenteden concienciar a la sociedad y a las administraciones para que lleven a cabo actuaciones para la recuperación de la Venta de Borondo.

Dentro de estas acciones es donde se enmarca este año la participación de esta asociación en la segunda convocatoria del concurso Semilla Soliss que organiza esta compañía aseguradora castellano-manchega, en la que su proyecto de rehabilitación de la Venta de Borondo fue seleccionado y obtuvo un premio de 6.000 euros .

Pero, además, la Venta de Borondo compite, junto con cerca de medio centenar de edificaciones de toda España, en el concurso de arquitectura Richard H. Driehaus , un certamen internacional cuyo objetivo es promover la práctica de una arquitectura y un urbanismo que preserven y den continuidad a las tradiciones locales. Este concurso está avalado por los ministerios de Fomento y de Educación, Cultura y Deporte, así como del Consejo Superior de Arquitectos de España.

Un operario limpia una de las estancias de la Venta de Borondo AC Venta de Borondo

De este modo, en colaboración con el Ayuntamiento de Daimiel y los propietarios de la Venta de Borondo, están trabajando para que ese pequeño presupuesto de los 6.000 euros de Semilla Soliss se destine a lo más urgente, que es el encalado y la limpieza, trabajos realizados el pasado verano, y la consolidación de las estructuras más deterioradas, como la del torreón.

Sin embargo, según reconoce el presidente de la asociación, «la reforma integral del edificio sería mucho más costosa —alrededor de 40.000 euros — y, por eso, se necesitan más acciones y más dinero». Pero al igual que dijera Neil Armstrond al pisar la luna, David Cejudo afirma: «Es un pequeño paso, pero una gran semilla en la restauración de la Venta de Borondo».

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