ENTREVISTA A FERNANDO MUÑOZ, PRESIDENTE DE CÁRITAS REGIONAL

«Los políticos deben centrarse en atender a las personas»

El 1 de enero tomó las riendas de Cáritas en Castilla-La Mancha para estos cuatro años, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la gente

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Durante estos últimos años de difícil coyuntura, en los que los efectos de la crisis, tan dura en este periodo, ha ido dejando al borde del camino a tanta gente, Cáritas Regional de Castilla-La Mancha sigue trabajando de manera incansable para echarles una mano. Desde el 1 de enero esta organización (conformada por las Cáritas Diocesanas de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Sigüenza-Guadalajara y Toledo) tiene como nuevo presidente a Fernando Muñoz López, secretario general de Cáritas Sigüenza-Guadalajara, que ha contado a ABC cuáles son sus objetivos de cara a los próximos cuatro años.

Desde muchos estamentos económicos y políticos se insiste en el mensaje de recuperación. Usted, que está al tanto de la realidad que viven muchas personas y familias de Castilla-La Mancha, ¿cree que ese mensaje es real?

—La realidad de las personas a las que atiende Cáritas es que están empobrecidas y pasando necesidad. Cuando se acercan a nosotros no entramos a planearnos las cifras macroeconómicas, en las que además no todo el mundo se pone de acuerdo. Nosotros trabajamos con las personas, aunque sí tenemos datos y en nuestra memoria anual recogemos las cifras.

Según los cálculos de Cáritas, ¿cuántas personas y familias viven bajo el umbral de la pobreza ahora mismo en Castilla-La Mancha y a cuántas atienden ustedes?

—Según los datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en Castilla-La Mancha, dentro de la cual está Cáritas, un 37 por ciento de la población castellano-manchega sufre pobreza relativa; un 6,8 por ciento vive en pobreza severa, es decir, con menos de 232 euros al mes, y un tercio de los hogares no puede hacer frente a los gastos imprevistos que se les presentan.

Más allá de las frías cifras, ¿con qué imagen se queda usted o qué destacaría de los miles de personas y familias que acuden a Cáritas?

—Se trata de personas que no han sido escuchadas o que se encuentran en una situación tal que no ven una salida clara a sus problemas. Nosotros queremos estar con ellos para darles esperanza y, si podemos, dejar huella, como dice nuestra campaña institucional.

¿Cuál es su trayectoria y de dónde le viene su vocación por estar cerca de los más necesitados?

—Yo siempre digo que mi vocación seguramente es fruto de la educación que he recibido en casa. Soy una persona creyente y la religión se respiraba en el hogar, donde se veía el compromiso y el servicio enfocado hacia los demás. A lo largo de mi vida he estado colaborando en la comunidad eclesiástica y otras veces con organizaciones ecologistas. Por eso, cuando me jubilé en diciembre de 2012, me ofrecí para echar una mano en Cáritas.

¿Cuáles son sus principales retos para estos cuatro años de mandato que acaba de empezar?

—Avanzar en mejorar la dignidad de las personas y su calidad de vida, y acercar de nuevo a los más necesitados a la sociedad, en la que han vivido y en la que desean vivir. Estos son, de forma resumida, los retos que se plantean.

Uno de los principales problemas de nuestro tiempo es la precariedad laboral, con el concepto de trabajadores pobres en el candelero, cosa que ha denunciado incluso el Papa Francisco. ¿Acude gente con estas características a Cáritas? ¿Cómo cree que se podría solventar un problema como este?

—Desgraciadamente Cáritas atiende a hombres y mujeres que no tienen trabajo y, en la mayoría de casos, sin muchas posibilidades de conseguirlo en un futuro. Por eso, contamos con programas de empleo que atendieron en 2014 a 4.384 personas, de las cuales 236 encontraron trabajo. Es una cifra importante, pese a no ser una organización de ámbito laboral, aunque no podemos dar trabajo a todo el mundo que acude a nosotros.

Otro de los problemas actuales es el de la pobreza energética. ¿De qué manera ayuda Cáritas a las personas y familias que no pueden pagar las facturas de luz y gas?

—No nos gusta ponerle adjetivos a la pobreza porque normalmente este problema no tiene una única razón. Normalmente, cuando uno no puede pagar la luz o el gas, no puede pagar otras cosas tampoco, que a lo mejor son más primarias, como la comida. De las 33.355 atenciones de acogida que Cáritas ha hecho, muchos de ellos también demandan estas carencias, como son las facturas de luz y gas, aunque siempre asociadas a otros problemas.

Es una época de cambios políticos. ¿Qué peticiones hacen desde Cáritas a las administraciones?

—En este momento, en el que está a punto de formarse gobierno después de las elecciones generales, creemos que los políticos deben centrarse en atender a las personas y en sus necesidades. Bien repartidos, puede haber recursos para todos y, ante la duda, que se vuelquen un poco más con los que más lo necesitan.

¿Y qué reclaman a la población en general?

—Les decimos que cualquiera puede ser un agente movilizador de esperanza, lo que supone renunciar y exigir los derechos de las personas que están en situación de exclusión social.

El Papa Francisco se ha convertido en uno de los primeros valedores de los más necesitados. ¿Cree que a la Iglesia le hacía falta un cambio en su mensaje como el que ha traído el Pontífice?

—El mensaje del Papa Francisco es el mismo que el del Evangelio, pero el cambio está en la claridad con la que lo comunica y lo sitúa en la realidad del momento social que vivimos en el siglo XXI. En Cáritas tenemos la suerte de sentirnos apoyados en nuestra labor por el Pontífice y lógicamente valoramos mucho el empeño que él tiene en poner la mirada en las personas que más lo necesitan.

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