Oreja de mérito para Ignacio Olmos en la vuelta de los toros a Hita

Víctor Hernández y Arturo Gilio también fueron premiados en el palenque medieval

El moracho Ignacio Olmos paseando la oreja lograda Mario Gómez

Mario Gómez

Dejó aroma Ignacio Olmos desde su saludo a la verónica al que abrió el festejo. De rodillas inició la faena de muleta para tras torear en redondo someterlo con la diestra. El aire se autoinvitó a la cita e imposibilitó el toreo al natural, pero pareció no importarle al moracho que hizo de la derecha su fuerte y a base de pasárselo muy cerca y torear con mando y mano baja logró mostrar el toreo que atesora.

El precioso enclave medieval de Hita quizá dificultó que el público entrase en temperatura y la faena de Olmos alcanzó un punto menos de lo que mereció. Un espadazo un pelín trasero hizo que el animal tardase en caer. El manejo del verduguillo dejó en insípido silencio una labor de mérito.

El bocidorado cuarto no permitió a Ignacio Olmos explayarse con el capote. Resultó correoso y embestía a arreones. Supo Olmos que esta papeleta, debía resolverla con la espada y la muleta y el novillero moracho puso todo lo que estaba en su mano para así hacerlo. Desde el comprometido inicio hasta el aquilatado final. Entre medias toreó profundo por la derecha y puro al natural. Todo lo hizo con torería y caló en los fríos tendidos del corredor del Henares. Calentó con el toreó de mano baja y se tiró a matar con rectitud. Lástima del lento efecto de la tizona que enfrió al respetable. Paseó un merecido trofeo.

De buena condición fue el segundo ante el que Víctor Hernández mostró que es un novillero a tener en cuenta. Variado con el capote y asentado con la muleta, alternó ambas manos para encauzar las embestidas de su oponente de forma clásica. Pinchó en el primer encuentro y tras una segunda casi entera en buen sitio paseó un trofeo.

El quinto apretó en el caballo, haciendo pelea destacada como habían cumplido sus hermanos. Hernández lo probó hasta colocarlo en el medio del ruedo. Aprovechó todo lo que el novillo tenía alternando por ambos pitones y puso de acuerdo al respetable. Sobresalió la última tanda que ejecutó al natural antes de que sus partidarios enloquecieran en un desplante a cuerpo limpio. Le dio muerte de bravo y a la que metía el acero hasta la bola el público se levantó eufórico solicitando los máximos trofeos y la vuelta al ruedo a 'Granadillita'.

De rodillas recibió Arturo Gilio al tercero. Un novillo que se empleó en el caballo y que acometió con franqueza al capote del mexicano. Inicio de faena genuflexo ante un animal que en los medios mostró repetición e hizo hilo a la muleta del azteca. Cuando se centró Gilio logró bellos pasajes por el izquierdo de uno en uno. Primó la cantidad a la calidad. La espada viajó a la tercera.

Ante el sexto Gilio tiró de recursos y mostró valor. El mexicano se mostró solvente y voluntarioso ante un noble animal que le faltó un punto de chispa. No tomó demasiado vuelo la faena que trató de calentar con manoletinas que el aire dificultó. Una estocada entera, aunque algo delantera y desprendida sirvió para abrochar el festejo paseando un excesivo doble trofeo.

FICHA DEL FESTEJO

Hita.Domingo 20 de junio. Novillada con picadores. Novillos de Polo Saiz, bien presentados y de buen juego. Destacó el quinto, 'Granadillita', premiado con la vuelta al ruedo.

- Ignacio Olmos (de marfil y oro): silencio y oreja.

- Víctor Hernández (de pastel y oro): oreja y dos orejas y rabo.

- Arturo Gilio (de grana y oro): silencio y dos orejas.

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