ENTREVISTA

Milagros Romero: «Nuestro gran objetivo es que en cada bodega haya un enólogo»

La primera mujer decana del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha marca sus líneas maestras para los cuatro años que durará su mandato

Milagros Romero, primera decana del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha Abel Valdenebro
Mariano Cebrián

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Entre vino y vino, Milagros Romero Torres (Quintanar de la Orden, Toledo, 1963) ahora va a tener que hacer un hueco para atender asuntos más importantes, los que conlleva su nuevo puesto de responsabilidad, donde lleva un mes. Aunque esta mujer tan atareada ya tenía bastante trabajo al ser la enóloga de la cooperativa Bodega Soledad , en Fuente de Pedro Naharro (Cuenca), ahora lo tendrá que compatibilizar con su labor al frente del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha . Una institución de la que se ha convertido en su primera decana y la única en España, algo que demuestra otro cambio más en el mundo del vino.

¿Qué llevó en su momento a una joven manchega a interesarse por un mundo en el que el hombre lo copaba todo?

Yo acabé la carrera de Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid y me quedé en el departamento de Microbiología de la facultad haciendo un proyecto de levaduras. Surgió una beca de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para un centro de experimentación vitivinícola, en lo que hoy es el Iriaf (Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal). Me la concedieron y estuve allí tres años, tras lo cual pasé a la empresa privada y, como mi padre había sido viticultor, regresé a mi tierra, a La Mancha, ya que soy de Quintanar de la Orden (Toledo), ante la llamada de un mundo, como el del vino, tan falto entonces de profesionales que tuvieran formación. Y, afortunadamente, nunca me ha faltado el trabajo. Además, el hecho de tener al lado a alguien del sector, como es mi marido, Rafael Serrano, me ha hecho el camino más fácil.

Aun así, cada vez son más las mujeres con puestos de responsabilidad en bodegas y cooperativas u otras instituciones vitivinícolas. ¿Cree que todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido?

Yo creo que sí. Aunque ahora hay más mujeres en el mundo del vino, cuando yo comencé no había casi ninguna a nivel directivo, si acaso una o dos. Afortunadamente, las cosas han cambiado poco a poco, pero hay que seguir apoyando sobre todo la formación de las nuevas generaciones, sin importar el género, para que se vayan incorporando a los equipos. A través de ese paso, será cómo las mujeres acabarán llegando a puestos de responsabilidad. En este sentido, el Grado de Enología de la Universidad de Castilla-La Mancha debería ser un acicate. Aún hay mucho que aprender y mucho trabajo que desarrollar en las bodegas porque el fin último de todo enólogo es que el consumidor disfrute del vino que está elaborando.

En su caso, después de años dedicándose al mundo del vino, ¿qué supone convertirse en la primera decana del Colegio de Enología de Castilla-La Mancha?

Para mí ha sido un orgullo que mis compañeros hayan contado conmigo para poder hacer esta candidatura, que es muy plural. Somos nueve personas, y de ellas tres son mujeres. Además, hay tres graduados en enología y hemos bajado bastante la media de edad porque hay muchos jóvenes, que son los que tienen vistas al futuro para seguir avanzando. Ahora tenemos por delante cuatro años, con varios retos importantes para que el enólogo tenga la posición que se merece en el sector vitivinícola.

Lleva ya más de un mes al frente de este puesto. ¿Cómo se ven las cosas desde arriba? ¿Es cómo se esperaba?

Estuve ya de tesorera en el colegio durante el mandato anterior, pero ahora tengo muchas más responsabilidades, las cuales tengo que compatibilizar con mi trabajo en Bodegas Soledad. Pero, en cualquier caso, el principal objetivo que tenemos es sacar adelante la Ley de la Viña y el Vino de Castilla-La Mancha, que se prevé que sea aprobada antes de que acabe el año y estará en vigor unos 25 años. Durante este mes que llevo en mi cargo, lo que hemos hecho es preparar toda la documentación para presentar alegaciones a esta normativa tan importante y para que se tenga en cuenta, dentro de ella, al enólogo.

Aparte de lo dicho antes, ¿cuáles son y van a ser las líneas maestras de su mandato durante estos cuatro años?

Como consecuencia de lo anterior, vamos a intentar que las competencias profesionales de los enólogos, que están definidas por ley, estén implantadas en las bodegas a medio-largo plazo. Por eso, nuestro gran objetivo es que en el sector haya la obligación de que en cada bodega exista un enólogo responsable, aunque sea una tarea muy complicada. Es decir, que en el proceso de elaboración del vino haya un enólogo colegiado. Después debe haber enólogos que sean técnicos en viticultura o que tengan otra formación. Tenemos un reto muy importante de seguridad alimentaria y, por lo tanto, nuestra labor es velar por el proceso de elaboración, controlando que no haya ningún sabotaje ni prácticas no permitidas. Aparte, tengo el empeño de que en el Colegio de Enología haya profesionales jóvenes de esta rama porque lo que queremos es tener relevo y conseguir una mayor actividad para abrirnos a las nuevas generaciones.

Los vinos de Castilla-La Mancha han tenido tradicionalmente muy mala fama en general. ¿Qué se puede hacer para cambiar esa imagen?

Creo que la calidad está cada vez más conseguida en los vinos de Castilla-La Mancha. Tenemos que empezar a trabajar desde la viña y que las producciones sean las adecuadas para que los viticultores tengan su rentabilidad asegurada. En definitiva, la calidad en la viña va a ser la que nos lleve a la calidad en el vino. El trabajo es la clave y hay que abrir la mente para ver que no todo lo que hacemos está bien.

Usted que ha estado trabajando en varias bodegas y cooperativas, ¿cree que han cambiado mucho las cosas de unos años a esta parte?

Llevo muchos años trabajando en Castilla-La Mancha y creo que la evolución del mundo del vino ha sido muy buena. En primer lugar, contamos con una buena tecnología, igual o incluso superior a la de otras regiones vitivinícolas. Además, tenemos unos enólogos muy bien formados, con una gran experiencia, y continuamente nos vamos reciclando. Y, por último, tenemos que dar unos estándares de calidad a las uvas para que salgan buenos vinos. Si tienes una buena materia prima, tienes un buen proceso y un buen técnico, muy mal se tiene que dar para no llegar a un vino de calidad. Todo esto demuestra que en los últimos 30 años han cambiado mucho las cosas.

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