La excavación arqueológica del campo de concentración de Jadraque celebra el sábado puertas abiertas

En abril del 1939 había censados 4.338 nuevos prisioneros, a los que se sumaban los antiguos, pertenecientes al batallón de trabajadores

ABC

La campaña arqueológica en el paraje conocido como Casa del Guarda , en el entorno de Jadraque (Guadalajara), iniciada este martes con el objetivo de documentar el campo de concentración para prisioneros de guerra establecido por el ejército franquista tras la 'Ofensiva de la victoria' en marzo de 1939, celebra este sábado, 9 de abril, jornada de puertas abiertas.

Esta visita, que arrancará a las 11.00 horas, se complementará con la conferencia 'Un campo de concentración en mi pueblo', que tendrá lugar a partir de las 19.00 horas en el Liceo Casino de la localidad alcarreña.

En nota de prensa, el Ayuntamiento de Jadraque ha informado de que los trabajos con metodología arqueológica en este campo de concentración, que se desarrollarán a lo largo de las tres próximas semanas, son los terceros que se van a realizar en el conjunto del Estado, tras los proyectos pioneros de Castuera (Badajoz) y Albatera (Alacant).

Este proyecto, subvencionado por el Gobierno de España a través de la convocatoria de proyectos de recuperación de la memoria histórica, está dirigido por el doctor Alfredo González Ruibaldel Instituto de Ciencias de Patrimonio del CSIC, y por el doctor Luis Antonio Ruiz Casero, de la Universidad Complutense de Madrid .

El equipo interdisciplinar, que cuenta con historiadoras, antropólogas forenses, arqueólogas, está formado por diez investigadores e investigadoras, algunos procedentes de universidades extranjeras como el doctor Carlos Marín Suárez, de l Universidad de la República del Uruguay); el doctor Xurxo Ayán Vila, de la Universidade NOVA de Lisboa o la doctora danesa Julie de Voos.

Pilares importantes del proyecto son el arqueólogo del Incipit-CSIC Manuel Antonio Franco, el arqueólogo de Pinilla de Jadraque Rodrigo Paulos Bravo, investigador predoctoral de la Universidad Complutense de Madrid), así como la antropóloga forense con amplia experiencia en la guerra civil española, Candela Martínez Barrio.

El conjunto de la Casa del Guarda, que se encuentra en un saliente del término municipal de Jadraque, rodeado por tres de sus cuatro partes por los términos de Villanueva de Argecilla, Argecilla y Bujalaro , ocupa cerca de cuatro hectáreas en total, y se encuentra surcado por varias trincheras, posiblemente previas a la construcción de las edificaciones militares.

Se estructura en puesto de mando y zona de culto, campamento militar, y campo de concentración. En el caso del campo de concentración se compone de en torno a una veintena de grandes estructuras tipo chabolas longitudinales, semienterradas, así como de un barracón destinado a los guardianes y dos garitas de vigilancia.

Por la inferior calidad de sus materiales constructivos, el estado de conservación es el más deficiente del conjunto, aunque se aprecian abundantes restos en superficie de vidrio, alguna suela de zapato y envases de conserva de la época.

Puesto de mando franquista

Tras la gran batalla de Guadalajara de marzo de 1937 el frente alcarreño fue objeto de sucesivas reorganizaciones por parte de los sublevados. En tiempos del despliegue de la 74ª División, el mando franquista comenzó a emplear la llamada Casa de Guarda como puesto de mando de batallón.

Se trataba de una casa destinada al servicio de la dehesa boyal que había ocupado la zona antes de la guerra. Durante la guerra la casa sufrió varias reformas por parte de los zapadores franquistas.Con la llegada de la 73ª División la casa mantuvo su uso como puesto de mando, al que se añadió una central de transmisiones.

En aquel momento se instaló en el entorno el primer grupo de prisioneros de guerra republicanos: la 1ª compañía del 76 batallón de trabajadores , procedentes del liquidado frente Norte.

Estos batallones habían sido creados por orden de Franco en julio de 1937 con el objetivo de obtener una mano de obra barata que trabajase para su ejército, y su número no hizo más que crecer durante el resto de la guerra.

Eran empleados en los trabajos más exigentes, y, aunque la normativa lo prohibía, se les usaba a menudo para construir fortificaciones en primera línea de fuego.

La llegada de la 73ª División al frente supuso un incremento en la actividad fortificadora en el sector, construyéndose atrincheramientos, zanjas antitanque, alambradas, pistas, polvorines, y campamentos como el que nos ocupa.

Los barracones para tropa de la Casa del Guarda debieron levantarse entre septiembre y octubre de 1938, mientras que las cocinas se finalizaron en noviembre. En ese tiempo se construyeron también tres pistas militares que comunicaban el campamento con las poblaciones cercanas.

Los prisioneros encargados de buena parte de las obras se alojaron, con seguridad, a 400 metros al suroeste de la Casa del Guarda, en chabolas colectivas de grandes dimensiones parcialmente enterradas, vigilados desde un barracón próximo a la carretera y varias garitas.

El conjunto estaba rodeado por una alambrada de espino. Esas instalaciones estuvieron en uso hasta marzo de 1939, cuando, con el desplome del frente republicano, los franquistas concentraron allí a parte de los combatientes de la 12ª División del IV Cuerpo que se habían entregado.

Según un estadillo del 3 de abril había censados en el campo 4.338 nuevos prisioneros, a los que habría que sumar los antiguos, pertenecientes al batallón de trabajadores.

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