Hasta una docena de residencias turísticas han quedado bajo la lava, como la Casa Rural Camelback. La Casa Rural Camelback presumía de estar «sumida en una profunda tranquilidad, con vistas al mar y a la montaña». Casa Mirador presumía de un hermoso paisaje, un jardín bien cuidado en una villa moderna y de alta calidad. Casa Mirador tenía su propia piscina redonda y grandes terrazas. Casa Pastelero era una de las pequeñas casas que salpican la isla y servían de alojamiento turístico. La caída de la noche en Casa Vistasol, sepultada ya por la lava en una oscuridad eterna. Las vides que rodeaban a Casa Vistasol también se han perdido para siempre. La Casita Estrellada usaba como reclamo para los turistas las vistas a un volcán privado. La Casita Estrellada era una casa de nueva construcción con un amplio y luminoso salón con comedor y una gran cocina integrada, un dormitorio separado y un baño. Finca Alcalá estaba en un entorno rural en El Paraíso, una bonita zona de casas unifamiliares y fincas del municipio de El Paso. Los propietarios de Finca Alcalá vivían en la parte superior de la finca. Finca Paraíso contaba con dos pequeñas viviendas de unos 50 metros cuadrados completamente renovadas hace tres años, aptas para dos personas cada una. Finca Paraíso contaba con vistas panorámicas al océano y a la montaña que se la tragó. Villa Casablanca lamenta en su página de reservas: «Destruida el 20 de septiembre por la lava del volcán aún sin nombre». Villa Casablanca contaba con piscina, cocina abierta, mesa de comedor y una gran sala de estar con chimenea. La mayor pérdida ha sido el colegio de educación primaria Los Campitos, donde estudiaban 23 niños de 3 a 12 años. La directora lamentó que sus familias lo han perdido todo. Hasta 183 edificios residenciales han quedado sepultados.