La Guardia Civil echa la puerta abajo para llegar hasta el atrincherado. Estuvo encerrado doce horas en esta casa de Arteixo, A Coruña. Tenía a los vecinos en vilo. Se había fabricado una ballesta casera con la que disparaba flechas en todas direcciones. Lo hacía, sin ton ni son, desde una ventana por la que también lanzaba objetos aleatorios. Uno de sus objetivos, un coche de Policía terminaba reventado por el impacto de una maceta. Después de horas de negociaciones y tras la negativa del hombre a cejar su hazaña, los agentes terminaban reteniéndole para trasladarle a un hospital.
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