Con su hija de catorce meses en brazos, Álvaro corría desesperado y descalzo hacia la comisaría que hay frente a su casa en Talavera de la Reina, Toledo. Allí se encontró con Ángel, un agente de policía al que pidió ayuda porque su hija no respiraba. La niña tenía una convulsión febril y el agente no dudó en hacerle una reanimación cardio pulmonar hasta lograr que reaccionara. Sin embargo, la menor seguía muy débil y una patrulla la trasladó hasta el hospital donde hoy ha recibido el alta. Junto a su padre y su madre antes de volver a casa, la comisaría ha sido la primera parada que han hecho para agradecerle a Ángel el haber salvado la vida de su hija.
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