Vázquez afea al sanchismo que su «lesa traición» manche al Estado

El exalcalde coruñés se une a los socialistas históricos que avisan de la deriva del Gobierno

Francisco Vázquez Iago López

Mario Nespereira

Volvió a afilar el discurso Francisco Vázquez contra las cesiones de Pedro Sánchez al separatismo . Aprovechando el cuarenta aniversario de la Constitución, el exalcalde de La Coruña pronunció en la ciudad una conferencia que repitió algunos de los argumentos expresados en las últimas horas por los viejos rostros del PSOE, su partido hasta el 2014. Al igual que Alfonso Guerra, o ayer mismo Felipe Gónzález , el también antiguo embajador ante la Santa Sede condenó la política del ibuprofeno del sanchismo por cuanto supone una «lesa traición» hacia el espíritu constitucional, el Estado de Derecho e incluso la trayectoria del propio Partido Socialista.

«¿El Gobierno reconoce al sentarse en una mesa que la democracia está retrocediendo en España, que no tiene calidad democrática; un Gobierno que dice representar a un partido que ha gobernado 16 años este país?», cuestionó Vázquez, en referencia a los 21 puntos filtrados por la Generalitat de sus conversaciones con La Moncloa.

Frente a un patio de butacas que se quedó pequeño en el Sporting Casino de la ciudad herculina, el embajador expresó su deseo de que alguien «con más autoridad jurídica» calificara «la actitud de un Gobierno que por mero interés de continuidad» es capaz de poner «en entredicho» las instituciones emanadas de la Constitución. En la jurisprudencia inglesa, «es un acto de lesa traición», agregó a continuación.

No es la primera vez que Vázquez arremente contra el Gobierno y su política en Cataluña. Una de las más recientes ocurrió el pasado noviembre, cuando participó junto a Albert Rivera en un acto organizado por Ciudadanos sobre la vigencia de la Carta Magna. Entonces acusó a Sánchez de «estar negociando la propia idea de España» con tal de aferrarse al poder y de someterse al «griterío de las minorías». Su discurso ayer recuperó todas esas ideas. Recordó que en la mesa de partidos que negocian el independentismo y el Gobierno no estará Ciudadanos, «el partido que ganó las elecciones en Catataluña», y atacó con severidad el catálogo de peticiones formuladas por la Generalitat. « Ni Hitler se atrevió a pedir tanto, ni los vergonzantes gobiernos inglés y francés hubieran aceptado que se les plantearan demandas de este tipo », subrayó, después de que incidir en la «caradura» del equipo de Torra de exigir «ética política» desde una Generalitat convertida en «la institución más corrupta de Europa».

Para el exregidor, el relator o mediador exigido por el independentismo no es más que una «pura anécdota» si se compara con los 21 puntos de Torra . «No soy capaz de entender cómo en 48 horas no se da expuesto ante la opinión pública el alcance de la decisión que ha tomado el Gobierno», plasmó. Vázquez, de hecho, hizo gala de retranca y se presentó ante los asistentes como un «relator de la verdad constitucional» frente a los ataques que sufre en «estos momentos tan delicados». Tampoco dejó de referirse al separatismo por su participación en el «golpe de Estado de 2018», tras el referéndum ilegal del 1 de octubre. Lo comparo incluso con el de 1931 y 1934, en la Segunda República, cuando «el gobierno entonces legítimo utilizó la fuerza de la ley, condenó y encarceló a los culpables».

Contra el «presentismo»

Como buen conocedor de la historia, el exregidor coruñés sembró de referencias y efemérides su intervención, incluso con neologismos que contribuyeran a explicar la utilización del pasado, como el franquismo y la Guerra Civil, con fines electoralistas. A esto le llamó Vázquez «presentismo», al empleo de la historia bajo el caleidoscopio de sesgos ideológicos. «Los buenos y los malos no lo son por los hechos, sino por su identificación con interpretaciones que hoy se quieren imponer».

Así, lamentó que el «desconocimiento» del pasado por parte de los partidos de izquierda y de aquellos «enemigos» de la Constitución que invocan, cuando no su «derogación», al menos su «reforma». «Hemos conseguido en muy poco tiempo abrir todos los conflictos de un pasado que considerábamos superado», ahondó.

Su enardecida defensa de la ley fundamental –«el verdadero final de la Guerra Civil», como la calificó– dejó también una reflexión final ante el actual estado de la política y del debate entre los partidos. En una España sometida a tensiones de todo tipo, Vázquez recalcó que no «son tiempos de florilegios histoiricistas o académicos», sino de hablar claro sobre los hechos «tan graves» que se agolpan en la actualidad. Y vaya si lo hizo. Para muestra, uno de sus avisos: «La conflictividad institucional nos sitúa hoy más cerca de 1939 que de 1978».

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