Un inmigrante encaramado a la valla de Melilla
Un inmigrante encaramado a la valla de Melilla - EFE

«En la valla hemos llegado a contener los saltos con las manos»

«Nos descoloca rendir cuentas ante la Justicia porque nos sitúa al otro lado del espejo»

Madrid Actualizado: Guardar
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Martín Villaseñor ha sido durante ocho años el jefe de la Comandancia de Melilla. En enero, tras 43 años de servicio el coronel arrió por última vez la bandera. La Ciudad Autónoma lo despidió con honores. Ahora la Audiencia ha puesto el broche al considerar la actuación de sus hombres «proporcionada». No hubo delito, pero tuvieron que aguantar el escarnio.

—¿Qué le ha parecido el auto de la Audiencia de Málaga?

—Muy completo. Me ha sorprendido la claridad con que recoge las deficiencias e inexactitudes que han ido encontrado en la instrucción. Está muy bien razonado jurídicamente.

—Estuvo imputado y era el coronel; no podía hablar. ¿Por qué cree que el juez instructor cometió irregularidades

—Yo lo trataría como defectos de forma, una de las técnicas jurídicas para desmontar situaciones.

Se dice que las formas no se han respetado. No sé por qué, no voy a pronunciarme sobre un juez porque no es nuestro estilo pero atendiendo a la situación uno veía que en Derecho no tiene cabida lo irracional, lo absurdo y aquí se estaba llegando a eso. La situación era absurda.

—Pero esa situación absurda desembocó en nueve imputaciones y en una utilización política y mediática.¿Cómo recibieron esa campaña?

—Nosotros no somos políticos. La misión que se nos encomienda a la Guardia Civil es nítida: la defensa de la frontera y debería estar fuera del juego partidista. Nos descoloca rendir cuentas ante la Justicia porque somos Policía Judicial genérica o específica y estamos acostumbrados a estar de una parte del espejo. No nos reconocemos cuando nos vemos de la otra. Es algo que nos ha causado no poco desasosiego.

—¿Cómo lo vivió y cómo lo vivieron sus hombres?

—Con esa sorpresa de estar siempre en una parte del espejo y verte reflejado en la otra, de buenas a primeras. Lo hemos vivido con un desgaste grande, hemos tenido que recurrir a esos fundamentos que uno lleva consigo por ser guardia civil y por los genes de nuestro fundador. Hemos sido como el buceador perdido bajo el agua que sigue las burbujas aunque vayan hacia abajo y pienses que te vas a hundir más.

—El auto recoge que la acción fue proporcionada. Sin embargo, los interrogatorios a los guardias tal vez adolecían de esa proporción... Ahora la Audiencia dice que algunas de las ONG carecían de legitimidad.

—Al ser un debate contradictorio entras en ese juego viendo con nitidez que hay un frente, el de nuestra propia defensa, ejercida magníficamente por la Abogacía del Estado y la postura de la Fiscalía, que no se suma a ese juego raro al que nos vimos sometidos. De alguna forma era un bloque. Y de la otra todo el elenco de abogados. Nos ha sorprendido porque pensábamos que todos formaban parte legítimamente y, sin embargo, al parecer no todo estaba asentado. Vuelve a llamarnos la atención; son detalles de bulto que no se pueden escapar a alguien que se considera profesional de una materia.

—Había ONGs que no se personaron en la forma correcta pero pudieron interrogar y acusarlos a ustedes.

—Nosotros como guardias civiles tenemos un respeto inmenso por las autoridades judiciales y lo que representan. Vamos allí como corderitos y si fue tan tenso y tan duro es porque debía ser así. Pero luego en un análisis más frío te das cuenta de que tendríamos que haber sido más normales y haber respondido de forma diferente.

—¿Ha tenido consecuencias profesionales su imputación?

—No. Aprendes que con todo lo que uno lleva vivido, esto fue otra forma de cerrar filas, nos ha servido como una gran experiencia para ver que siendo una gran Institución como somos no estamos exentos de pasar por una situación como esta. Es un cerrar filas, sentir que todos estamos hombro con hombro y ver las cicatrices que nos recuerdan la situación.

—¿Qué les decía usted a sus hombres mientras estaban imputados y tenían que volver a la valla?

—Que cumplieran con lo que juraron o prometieron. A lo largo de todo este tiempo difícil cuando teníamos que volver una y otra vez a la valla que es la que nos ha causado tanto dolor de cabeza (igual que en el mar) yo les recordaba lo que somos, aunque no hacía falta porque son grandes profesionales. Somos beneméritos porque así lo decidieron nuestros compatriotas. Somos la Guardia Civil y nos debemos a lo que juramos. He estado rodeado de profesionales y patriotas.

—¿Cuál es la relación de la Guardia Civil en Melilla con los inmigrantes?

—Ha habido miles de actuaciones, casi a diario pero se han mezclado intereses bastardos. Los inmigrantes son tratados con toda la humanidad del mundo intentando que no les ocurra nada ni a ellos ni a nosotros. Hemos llegado a una situación en la que prácticamente contenemos los saltos con las manos. A más no se puede llegar. No sé quién accede a un país pegando, insultando... eso no se lo cree nadie. Nuestra función es garantizar la seguridad de todos pero somos la frontera terrestre de Europa.

—¿Coronel, se marcha con la conciencia tranquila y los deberes hechos?

—A la primera pregunta: absolutamente. A la segunda, tengo que decir que todo es mejorable pero me ha dado tiempo a ver lo que pasa en otras fronteras europeas, a esbozar una sonrisa y decir qué pasa ahora, dónde quedan ahora las críticas a la actuación de la Guardia Civil.

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