«Solo el nombre de Gao Ping puede con los rebeldes»

Anticorrupción pide procesar a 71 personas por su vinculación con la mafia china desmantelada por la Policía en la operación Emperador

Gao Ping, en una imagen de archivo JAIME GARCÍA

Isabel Vega

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Sin mano dura no se mantiene un imperio y menos cuando están en juego cantidades multimillonarias. Lo debía saber el empresario chino Gao Ping, a la luz de las conversaciones de su entorno que recogidas a lo largo de la investigación que a cabó desembocando en uno de los mayores golpes a la mafia china registrado en Europa , la operación Emperador.

En un escrito presentado esta semana ante el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, la Fiscalía Anticorrupción propone enfilar este asunto ya para juicio, recabando los informes de la Agencia Tributaria que aún quedan por llegar y acordando el procesamiento de los principales implicados en la trama.

A lo largo de 300 páginas, describe el engranaje de la red que habría estado liderando Gao Ping, y de la que hasta 71 personas, incluidos funcionarios públicos, habrían tenido su rol y su parte del pastel. Las fotografías, las anotaciones de cuadernos intervenidos y sobre todo, la transcripción de las conversaciones interceptadas por la Policía dibujan una organización criminal muy jerarquizada en la que todos y cada uno de los miembros sabían que este ciudadano chino estaba en el vértice de la pirámide . Incluso cuando entre los suyos cundía la tentación de arañar algo de su dinero o su poder, había quien recordaba de qué clase de persona estaban hablando. «Solamente el nombre de Gao Ping puede con los rebeldes», advertiría su mano derecha en el control de la red, Lizhen Yang, cuando su propio hermano era el que tenía desavenencias con el jefe.

Violencia, incluso innecesaria

«El empleo de la fuerza física o de la violencia por parte de Gao Ping se ha demostrado como una constante a lo largo de la investigación, ya sea para proteger el dinero que obtiene en España, como para asegurar el que manda a China», dice el escrito de la Fiscalía Anticorrupción. Explica que la organización contaba con su propio ejército para estas cuestiones, el denominado «Grupo de Shandong» , que se dedicaba a cobrar préstamos «empleando la violencia» así como a saldar deudas por otras actividades, como la «inmigración ilegal» o «vehículos robados». Sin embargo, la investigación ha «constatado cómo Gao Ping es responsable de impartir él mismo 'justicia', según sus propias normas, característica propia de una organización criminal de corte mafioso».

Como ejemplo, la solución que aportó a una disputa que tuvo su propia hermana con otro ciudadano chino al hilo de la compraventa de unas mercancías en abril de 2012. Ella fue agredida, algo intolerable para Ping, que hacía ver que «no se puede pegar a las mujeres». Recurrió a quien según la Fiscalía, era su hombre de confianza cuando necesitaba «hacer uso de la violencia», otro de los imputados, de nombre Haibo Li. Le encarga que «se organice para vengarse y darle una paliza». Insiste en la necesidad de «preparar a gente para pegarle» y le advierte de que no pueden ir a su comercio a buscarle porque llamará a la Policía complicando la situación. La consigna es «esperarle en alguna sitio para pillarle y darle la paliza», y «da lo mismo dónde, en qué sitio le pille» o qué haga para remediarlo : Ping no quiere llegar a un acuerdo, e incluso cuando el otro «se rinde», sigue con su plan. «Lo único que quiere es venganza», tal y como detallan las transcripciones.

Las mieles

A la luz del relato de Anticorrupción, la mano de hierro que aplicaba en casos como este, era de terciopelo cuando se trataba de granjearse la complicidad de personas en posiciones de poder que podían hacerle a su gente la vida un poco más fácil . Una de las claves de esta trama criminal es el «alto nivel de penetración de esta organización en diferentes capas de sociedad española», sobre todo, porque a lo largo de las pesquisas se ha «comprobado que han conseguido obtener un trato de privilegio y de favor por parte de algunos miembros de la Administración». Sobre este asunto, la Audiencia Nacional ya sentó en el banquillo a media docena de policías, un asesor del Ayuntamiento de Coslada y otro de los ciudadanos chinos asociados a la organización de Gao Ping, Yonping Wu Liu, por un presunto intercambio de dádivas como entradas de fútbol, vuelos en business, botellas de vino o jamón. Todos fueron absueltos.

Algunos de aquellos nombres siguen en la lista de los 71 imputados en la pieza central de Emperador. Es el caso del comisario Miguel Ángel Gómez Gordo, que en los años objeto de la investigación, 2011 y 2012, se desempeñaba como inspector en Extranjería y que según Anticorrupción, «mantenía relación personal y directa» también con Gao Ping y Lizhen Yang, entre otros, «absolutamente ajenas al desempeño laboral». «Gómez, sin embargo, utilizaba su función de Policía para dar trato de favor a dichas personas investigadas (o a terceras designadas por éstas) y recibir dádivas de ellas», dice el escrito, que aporta conversaciones con el propio Ping y su mano derecha para mostrar lo estrecho de su relación y la existencia de al menos, un regalo.

Destaca además el Ministerio Público el papel central que para estas «relaciones» tenía uno de los restaurantes asociado a la organización criminal, el «Huifeng» . «Era un relevante lugar de reunión para miembros de la Administración, siendo invitados como norma general, con el fin de obtener tratos de favor para la organización criminal», dice el escrito. Los trabajadores, mientras tanto, dormian escondidos en el piso de arriba.

Dinero y más dinero

En la lista de delitos que se atribuye a los imputados en esta organización criminal, destacan el blanqueo y el fraude a la Hacienda Pública por el mecanismo que articularon para generar dinero negro y mandarlo a Andorra y a China en un trasiego multimillonario en el que entran en juego mulas humanas que cargan cash, entramados societarios internacionales y empresas remesadoras . Pero no son los únicos ilícitos. Esta pieza troncal de la causa se sigue además por amenazas, coacciones, extorsión, contra los derechos de los trabajadores, contrabando, cohecho, contra la propiedad intelectual e industrial, prostitución y tráfico ilegal de drogas. Era polifacética y como decía Yang, no apta para «rebeldes» : «Las actividades de las que proceden los beneficios económicos invertidos en las numerosas sociedades mercantiles lo son amparadas en la autoridad de Gao Ping y la actuación conjunta de subordinados de su entera confianza».

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