Todo comienza en ctubre de 2011, cuando los propietarios del restaurante Siurana, en la provincia de Tarragona, anuncian -a través de un vídeo en internet- que, a partir de 2012, van a dejar de pagar impuestos a la Hacienda estatal para destinarlos a la Agencia Tributaria catalana. Una intención que han cumplido desde entonces. El resultado por la acumulación de impagos es, desde hace cuatro meses, la pérdida de su NIF empresarial y el bloqueo de cuentas, tal y como aseguran en un vídeo publicado en redes sociales este verano. Todo cambiaba, dicen, en 2013, cuando se enteraban de que sus impuestos a la Generalitat iban para el Estado. La decisión de ambos, desde entonces, no pagar ya ni a la agencia catalana, sino a escuelas y asociaciones de la zona. Siempre, eso sí, señalan, habiendo informado antes a las autoridades catalanas de esas donaciones por su cuenta. Cantidades que ahora reclama Hacienda y que a ellos, confiesan, les obligará a cerrar en breve. De momento, su restaurante sigue abierto pero sin aceptar pagos con tarjeta por tener las cuentas intervenidas.
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