David Hernández abraza a un familiar tras diez días desaparecido en el mar
David Hernández abraza a un familiar tras diez días desaparecido en el mar - EFE
Rescatados en Malasia

«Si hoy estamos bien es gracias a esos pescadores vietnamitas»

Los dos españoles rescatados en Malasia volverán a casa la semana que viene

Madrid Actualizado: Guardar
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Tras diez días perdidos en aguas del mar de China, Marta Miguel y David Hernández recuperan poco a poco la normalidad. Ayer salieron del hospital por su propio pie, sonrientes y con ganas de abrazar a quienes los esperan en España, algo que podrán hacer la próxima semana.

Mientras, pasan los días y ninguno tiene todavía teléfono ni ordenador porque quieren celebrar con sus amigos de Malasia el final de esta inesperada aventura. Allí están acompañados de algún familiar que se trasladó a Kuala Lumpur después de ser rescatados el pasado 9 de mayo en las aguas del mar de China por un pequeño barco pesquero de Vietnam, algo que la propia Marta reconoce que «fue increíble». «Yo lloraba… y no sabía si de emoción o qué.

No nos lo queríamos creer. Casi nos salvan tres o cuatro veces antes y al final no… Al verles... solo queríamos que nos ayudaran, pero no sabíamos qué iba a pasar después de varios intentos frustrados», confiesa la joven a ABC.

Una odisea en alta mar que puso en marcha una operación de rescate desde España. Sus familias se lanzaron a las redes sociales en busca de cualquier pista o dato sobre su paradero, la gente se volcó con una recogida de firmas y ambos jóvenes están «alucinando» porque no son conscientes aún de la repercusión de su desaparición. Algo «muy gordo», y por lo que se muestran agradecidos y sorprendidos. Una búsqueda que también llegó a Malasia, el país que es su hogar desde el pasado verano. «Aquí la gente ha hecho un despliegue increíble… se han metido en manglares, hablado con pescadores ilegales, contratado avionetas… estamos todavía haciéndonos a la idea, y celebrando que estamos aquí».

Compañeros de viaje

Junto a ellos también viajaban Tommy Lam –el patrón de la embarcación y su jefe– y Armella Alí Hassan, otra empleada de la residencia turística Tommy’s Place. Convivir cuatro personas en una barca hizo que «tener una mentalidad positiva» fuera lo más importante. «Lo hemos llevado mejor de lo que pueda parecer... aunque, sin duda, mi gran apoyo ha sido David», explica Marta al recordar su particular odisea.

Cuatro días después de salir de la isla de Balambangan, la costa cada vez quedaba más lejos. «Pasaba un día, otro... y no veíamos más que barcos cada vez más grandes, y más alejados. Sé que los últimos cuatro días estábamos muy lejos de la costa, y ahí nos preocupaba no tener tantas oportunidades como al principio. Aún así, sabíamos que estaban haciendo lo imposible por encontrarnos».

«Hemos tenido miedo»

Al preguntarle por las sensaciones Marta Miguel reconoce que sí pasaron miedo, «sobre todo por las noches» cuando el mar «fue un poco duro» con ellos porque «había muchas olas y la barca era muy inestable». «Las noches aquí son muy largas, duran casi doce horas», recuerda esta joven. Una circunstancia que agudizó su ingenio y sus ganas de sobrevivir, solo les preocupaba no perder el rumbo. Y para eso utilizaron las estrellas para guiarse; «para tener un poco de control en una situación muy frustrante», narra Marta.

Pequeños trucos que junto a la ayuda de una idea sacada de una película les ayudaron a sobrevivir. Comer era un reto, pero más importante era beber, y destilar agua salada fue la solución. «Todavía no me acuerdo de la película, pero como teníamos tanto tiempo nos pusimos a probar a ver de qué manera podíamos conseguir agua», explica Marta. Dos bolsas de plástico y el calor del sol consiguieron mantenerlos hidratados con una técnica que al principio no les convencía, pero que les salvó la vida. «Al principio no nos fiábamos mucho. Pensamos que era nuestra imaginación pero gracias a eso, y aunque bebíamos muy poquito, pudimos aguantar». Las quemaduras y las ampollas en la piel son el único rastro de su naufragio, ya no se nota la deshidratación porque «sus salvadores vietnamitas» los alimentaron durante tres días. «Estamos bastante gorditos, y eso en el hospital sorprendió bastante», reconoce Marta.

«Nos dieron de comer cada tres horas y de beber constantemente, tampoco nos dejaron movernos. Son personas con un corazón enorme, si hoy estamos bien es gracias a esos pescadores». Para estos españoles volver a casa es ahora mismo su prioridad, pero no lo harán para quedarse. Aunque tienen ganas de ver a sus familias, tienen claro que les quedan muchos proyectos por poner en marcha en Malasia. «Nos hemos dado cuenta de lo mucho que nos quieren aquí. Ese era nuestro sueño y queremos continuarlo. Queremos ver a nuestra gente y agradecer le a todo el mundo lo que ha hecho por nosotros, pero queremos seguir dando guerra aquí».

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