Sáenz de Santamaría

De «vicetodo» en el Gobierno a militante rasa

Soraya Sáenz de Santamaría fue la mujer más fuerte en el Ejecutivo de Rajoy, pero «olvidó» al partido

Soraya Sáenz de Santamaría ABC
Mariano Calleja

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Desde su despacho en el Palacio de La Moncloa, entre finales de 2011 y mayo de 2018, Soraya Sáenz de Santamaría ha sido una de las mujeres más poderosas de España. Acumuló competencias y problemas, hasta ser conocida como «vicetodo» entre los suyos, y también como principal apagafuegos de todas las crisis que surgían en el Gobierno de Rajoy . Trabajadora inagotable, hasta dejar sin aliento a su equipo, su acción en el Ejecutivo no le dejó tiempo para nada más. Se escudó en su posición institucional para mojarse lo justo en las grandes polémicas que, mientras tanto, sacudían al Partido Popular y hundían, poco a poco, el barco de la gaviota. Y eso le fue distanciando de la vida interna del partido y de las zozobras del día a día que acaban uniendo en una formación política. El 1 de junio pasado, cuando Pedro Sánchez ganó la moción de censura y de la noche a la mañana dejó al equipo de Rajoy fuera del poder, Santamaría pasó de ser la mujer más fuerte del Gobierno a quedar como una militante más del PP, sin cargo orgánico y sin puesto en el Grupo Popular. Rajoy lo dejó claro: no haría ningún cambio, no promocionaría a nadie, no señalaría a ningún dirigente con el dedo. Quien quisiera sucederle tendría que empezar la carrera él solito.

Durante mucho tiempo, en su equipo se empeñaron en decir que el futuro de Santamaría estaría ligado al de Rajoy. Pero llegado el momento de la verdad siguió adelante y ya en la Junta Directiva Nacional del PP, el pasado 11 de junio, dejó ver su intención evidente de aspirar a la presidencia del partido, aunque no quisiera reconocerlo públicamente. Antes tenía que medir sus fuerzas , porque Santamaría solo quería presentarse para ganar. La retirada de Feijóo de la carrera antes de empezar le despejó el camino.

Pero Santamaría sigue teniendo como principal obstáculo salvar esa lejanía del partido, ese distanciamiento de la vida diaria de una formación tocada de moral, y son precisamente los militantes los que van a decidir con su voto quién debe ser su líder, en un sistema de doble vuelta que se estrena en este congreso nacional. La exvicepresidenta tiene como punto fuerte el legado de Rajoy, del que quiere mostrarse legítimamente orgullosa , como partícipe principal. Pero también pretende abrir el partido para que entre aire nuevo, y ampliar el centro derecha hasta que roce, o toque, el centro izquierda, para volver a La Moncloa, esta vez como «presitodo».

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