Puigdemont planta a sus seguidores por no atreverse a pisar suelo francés

Un europarlamentario del Sinn Fein, brazo político del IRA, fue el único que se refirió a él

Independentistas catalanes se manifiestan ante el Parlamento Europeo ante la ausencia de los tres eurodiputados electos catalanes EFE

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Unos miles de manifestantes en favor de la independencia de Cataluña -unos 5.000, bastante menos de los que esperaban los organizadores-, acudieron ayer a Estrasburgo a intentar presionar a los responsables del Parlamento Europeo para que accediesen a reconocer al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont como eurodiputado electo. Los argumentos jurídicos del huido de la justicia se los había desactivado la víspera el Tribunbal Europeo de Justicia de Luxemburgo, que no accedió a las medidas cautelares que le solicitaron sus abogados, y él mismo decidió a última hora no pisar suelo francés ante el temor de que pudiera ser detenido. Por ello, y en contra de lo que había anunciado no acudió a la manifestación. Tampoco lo hizo el presidente actual de la administración regional catalana, Quim Torra , así que el acto acabó siendo una concentración multitudinaria que se disolvió sin más.

La única «victoria», si se puede utilizar este término, de los ideólogos independentistas podría ser la intervención que pirateó en el pleno constitutivo de la Eurocámara el diputado irlandés del Sinn Fein, el antiguo brazo político de los terroristas del IRA norirlandés, un tal Matt Carty, quien a pesar de las advertencias de su improcedencia por parte del presidente de la sesión, Antonio Tajani, logró utilizar el micrófono para reclamar que se autorice a ejercer como eurodiputados a tres candidatos catalanes de la órbita independentista que por distintas razones no han visto confirmados sus escaños: Puigdemont, Toni Comín y Oriol Junqueras . El asunto no debe ser tomado a la ligera, porque presupone que la extrema izquierda y probablemente los verdes van a ser utilizados durante toda la legislatura para reiterar esta reivindicación. El hecho de que Oriol Junqueras se haya afiliado al grupo de los verdes hace presagiar que este sector va a ser muy combativo en su apoyo a las reivindicaciones secesionistas.

Pero por lo que se refiere a la manifestación, la Policía francesa habilitó un espacio para que los asistentes estuviesen cómodos, pero que de ninguna manera lograsen molestar lo más mínimo la vida normal del Parlamento Europeo. Los manifestantes portaban numerosas banderas independentistas y pancartas en las que se podían leer mensajes como «Catalunya libre» o «Los queremos en casa». También habían colgado en las inmediaciones pancartas con el retrato de Puigdemont diciendo en ingles «No nos rendiremos nunca» y «Dejen a Puigdemont unirse al Parlamento Europeo».

El abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye , se dedicó durante toda la mañana a difundir informaciones equívocas o incompletas sobre si Puigdemont se atrevería o no a pisar suelo francés para asistir a la manifestación o entrar en el edificio del Parlamento, como había anunciado que estaba dispuesto a hacer.

Estrasburgo se encuentra en la orilla izquierda del rio Rihn y con cruzar uno de los varios puentes ya se encuentra uno en Alemania. Según Boye, Puigdemont estuvo «a cosa de metros» de la manifestación , incluso llegó a decir que estaba en Alsacia (Francia) o «en un lugar disputado entre Francia y Alemania». También dijo que había detectado una formidable presencia policial española en esta ciudad francesa («solo les falta que se les vea el tricornio» llegó a decir) e incluso barajó la posibilidad de que se pudiera utilizar un mecanismo de cooperación hispano-francés que permitiría su detención administrativa y su traslado a España sin control judicial.

Seguramente, lo que más debería preocupar al abogado del prófugo debería ser la contundencia del escrito que publicó la víspera el Tribunal de Luxemburgo en el que deja bastante tocados sus argumentos. A la espera de lo que le digan los jueces europeos a la consulta prejudicial que ha planteado el Supremo, por ahora no tiene muchas razones para sentirse optimista.

El caso es que el expresidente huido de la justicia no se atrevió a cruzar ninguno de esos puentes hacia Francia -si es cierto que estaba realmente allí y no se había quedado en su lujosa residencia deWaterloo- y después de hacer un viaje en coche de cuatro o cinco horas a través de Bélgica, Luxemburgo y Alemania, simplemente se esfumó.

También se esfumaron los manifestantes que habían llegado desde España, la mayor parte a bordo de autobuses fletados para la ocasión. Con la ciudad totalmente llena, en plena sesión parlamentaria, una noche de hotel puede costar una fortuna.

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