La primera noche de Puigdemont en la cárcel

El expresidente de Cataluña se ha comunicado por teléfono con su abogado, con miembros de su partido y con familiares

Carles Puigdemont, en una imagen de archivo AFP
Rosalía Sánchez

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Puigdemont ha pasado su primera noche en prisión en la cárcel de Neumünster , un edificio de ladrillo rojo, de estilo hanseático, construido entre 1901 y 1905 y que ha soportado en pie dos guerras mundiales. Se trata del mayor centro penitenciario de Schleswig-Holstein, con capacidad para casi 600 presos masculinos , en edad adulta y con penas no superiores a cinco años. Hay 22 celdas especialmente dedicadas a prisión preventiva, detenidos a la espera de juicio, y en una de ellas ha sido instalado el expresidente de Cataluña, al que se ha permitido comunicarse por teléfono con su abogado , con miembros de su partido y con sus familiares.

En la fachada del edificio está situado el despacho de la actual directora de esta prisión, Yvonne Radtzki, que lleva a cabo su trabajo con discreción y no desea conceder entrevistas. En la parte interna de su estructura se van articulando, tras un muro de 600 metros de longitud, las celdas y las áreas de trabajo, en las que el centro dedica espacios a uno de sus principales objetivos, la preparación de los presos para su reinserción social por medio de cursos y talleres.

Los presos de Neumünster reciben correo postal semanalmente y disponen de dos horas mensuales para recibir visitas sometidas a un estricto horario: lunes de 10:00 a 17:00, miércoles y viernes de 10:00 a 15:00 y los fines de semana de 9:00 a 11:00, siempre bajo supervisión de los funcionarios de la prisión . Los visitantes deben superar un control de seguridad con detector de metales similar al de los aeropuertos y no es permitido el ingreso de comida ni bebida, que puede ser adquirida en un mostrador dentro de la cárcel pero que los presos en ningún caso pueden llevar a su celda.

Si desean acceder a libros o publicaciones periodísticas, los presos pueden solicitarlo la secretaría de prisión o directamente a las editoriales. Los visitantes, que deben haber concertado previamente la visita e identificarse con DNI o pasaporte para acceder al edificio, no pueden ingresar ningún objeto o regalo . El 26% de los presos son extranjeros, pertenecientes a otras 35 naciones y con predominio de turcos y procedentes de países de la Europa del Este. La supervisión de las visitas significa que un funcionario se sienta junto al preso y el visitante y escucha toda la conversación, a lo que en los casos de extranjeros se añade un traductor legal que comprende el idioma en el que hablan si es que no pueden conversar en alemán. La prisión de Neumünster alberga un total de 256 empleados de los cuales 65 son mujeres y los traductores son enviados desde Hamburgo para cada visita.

Los convictos de Neumünster suelen ser presos comunes , solo en una ocasión disfrutó esta cárcel de un capítulo literario gracias al escritor alemán Hans Fallada, que narró su experiencia en la novela «Wer einmal aus dem Blechnapf Fritz».

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