Pablo Iglesias se rodeará de fieles para blindarse ante un pobre resultado el 20-D

El polémico fichaje del ex-Jemad o el probable de Pérez Royo anticipan una «lista rodillo»

Madrid Actualizado: Guardar
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La constatación de que Podemos continúa a la baja en las encuestas (el CIS último le otorga un 10,8% de apoyos) no hace más que acentuar el descontento de las bases de esta formación por «los modos» de su líder, Pablo Iglesias, en la confección de las candidaturas. En julio ya se lo hicieron llegar a la cúpula del partido antisistema: que Iglesias se reservara, en las primarias de julio, los 65 primeros puestos de la lista a las generales auguraba, según ha sabido ABC de fuentes de esta formación, «que el rodillo va a eliminar cualquier posibilidad de situar a nombres incómodos en puestos de salida». En ese momento se aprobó un reglamento donde el aparato se garantizaba que las papeletas las integrarían las personas designadas por la dirección, cerrando así la puerta a la integración de movimientos críticos, como los territoriales de Valencia (Entre Tots Podem), Galicia (Podemos Cambiar Galicia) o Andalucía (Andalucía Desde Abajo).

Por no hablar de los independientes.

Junto a los tres primeros puestos en Madrid, que ocuparán el propio Pablo Iglesias, seguido de Carolina Bescansa (para cumplir la paridad) e Íñigo Errejón, el resto del ticket de Podemos estará integrado por la «guardia pretoriana» del líder. En esas fuentes se da por descontado que el secretario general «se blindará» con personas de su confianza, como Irene Montero, secretaria de Movimientos Sociales; Rafael Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil; o Luis Alegre, responsable de Participación, para evitar un motín interno si la cosecha de las generales no es la deseada, como todo hace prever.

Liderazgo discutido

No en vano, el liderazgo de Iglesias es cada vez más discutido internamente. Precisamente el portazo que dio a la convergencia con la Izquierda Unida que lidera su amigo Alberto Garzón fue a consecuencia, aseguran en ambas formaciones, «de la debilidad de Iglesias, que no tuvo fuerza suficiente de imponer su voluntad y limar asperezas con Garzón para llegar a un acuerdo». De hecho, la ruptura definitiva de las negociaciones, relata un alto dirigente de IU, la dictaron Errejón y Bescansa sin que el candidato a La Moncloa pudiera hacer nada para reconducir el diálogo.

Entre los cuadros de Podemos se ha instalado un guarismo, con vistas al 20 de diciembre, por debajo del cual la formación entraría en una descomposición interna de imprevisibles consecuencias: un 14% de respaldo electoral. Es decir, apuntan en este grupo, «si no cosecháramos un resultado que supere esa frontera (en la encuesta de ABC del pasado 21 de octubre apenas lo frisaba y en el CIS se mantiene muy lejos), Pablo Iglesias tendría que irse al día siguiente».

Ni siquiera el fichaje del general José Julio Rodríguez, ex-Jemad en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, ha calmado las aguas. Ni por el perfil del exjefe militar ni por las consecuencias organizativas que ello va a acarrear. Más bien al contrario: su nombramiento como número dos de la lista por Zaragoza ha obligado a incumplir una de las bases de funcionamiento político de la formación, que prima a las mujeres en las candidaturas. Tanto es así, que el militar será el número dos por la capital aragonesa por detrás del profesor Pedro Arrojo, imposibilitando así que el segundo puesto lo ostente una mujer, como obligan las normas del partido morado.

Falta de democracia interna

Lo mismo puede ocurrir con el catedrático de Derecho Constitucional y excolaborador de Felipe González, Javier Pérez Royo. Su inclusión en la lista por Sevilla podría desplazar a Sergio Pascual, secretario general de la formación. Pero más allá de los fichajes estrella, lo mollar estará en la elaboración de la lista completa. Ahí, la falta de cintura de la dirección del partido ha causado estragos. La desactivación de los círculos y la falta de democracia interna son una de las críticas que esgrimen las corrientes purgadas por la cúpula. Entre los 350 puestos que concurrirán, se dejaron «huecos» reservados a la confluencia con partidos amigos. Pero ninguno está entre los principales puestos que se ha autoadjudicado la dirección.

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